Despídete de las varices con la radiofrecuencia
Las piernas nos ayudan a desplazarnos, a saltar, a correr, a bailar y a un largo etcétera. Y es que unas piernas sanas y bonitas son razones obvias para querer mostrarlas. No obstante, muchas personas, ya sea por problemas estéticos o de salud, no se sienten cómodas al enseñarlas debido a los problemas de varices.
Aunque las varices son un problema que puede afectar a toda la población, son las mujeres las más propensas a sufrirlo. Las varices tienen lugar cuando se produce el alargamiento o el ensanchamiento de las venas y no son más que un problema circulatorio, pero que en ocasiones puede derivar en problemas estéticos y de salud. Las varices también se conocen como el síndrome de las piernas fatigadas o el síndrome de las piernas cansadas.
¿Cómo tratarlas con radiofrecuencia?
El tratamiento de las varices es uno de los que más posibilidades ofrece dentro de la medicina, ya que puede ser tratado de muchas formas. La elección de un método u otro dependerá de varios aspectos como pueden ser el tamaño o la localización de las mismas.
Una de las técnicas más innovadoras y revolucionarias de los últimos años es la radiofrecuencia, la cual ofrece numerosas ventajas y posibilidades para el tratamiento de este problema. Esta técnica se viene aplicando desde 1998, aunque cada vez con más avances y mayor eficacia.
El tratamiento de las varices a través de la radiofrecuencia se basa en la utilización de energía en forma de calor. La principal ventaja es que es una técnica mucho menos invasiva que todas las demás y permite que el paciente vuelva a casa inmediatamente después del tratamiento y no tenga la necesidad de guardar un reposo absoluto.
Hay quienes relacionan la radiofrecuencia con el láser, pero no es así, son dos tratamientos totalmente distintos. La radiofrecuencia trabaja a una temperatura que es 10 veces inferior al láser y se centra en alterar las proteínas de la pared venosa para acabar con el problema de las varices. Al aplicar calor a la vena, esta se quema y va desapareciendo lentamente. El láser, en cambio, genera una coagulación de la sangre y actúa sobre las paredes interiores de la vena.
La técnica de la radiofrecuencia es indolora, aunque se puede aplicar anestesia local o sedación para que el paciente esté más relajado. Un aspecto a destacar es que no todos los pacientes pueden someterse a este tratamiento. Lo ideal es que te pongas en contacto con tu médico de confianza para que analice tu caso y te recomiende el tratamiento que mejor se adapta a ti.
Tipos de varices
Las varices se clasifican en grados, dependiendo de la gravedad de las mismas:
- Varices de grado I. Son más conocidas como arañas vasculares, aunque su término médico es varícula. Tienen un aspecto parecido a una telaraña, muy finas y de color violáceo o rojizo. Estas varices son las más superficiales de la piel y no suelen ser dolorosas.
- Varices de grado II. Aquí se encuentran las varices reticulares. Estas varices subcutáneas son más profundas que las superficiales. Los síntomas que suele presentar este tipo de varices son calambres, piernas cansadas, escozor, ardor y hormigueo. Al ser una vena más interna, si presenta un problema de salud y deberá ser evaluada con un eco doppler para conocer su estado.
- Varices de grado III. Las varices tronculares son las más profundas y gruesas. Su origen viene dado por una alteración de la vena safena mayor (que va del tobillo a la ingle) y de la vena safena menor (que va de la rodilla a la ingle). Estas varices producen más impacto que las del grado II y sus molestias son las mismas que las del grado II pero muchas más intensas.
- Varices de grado IV. Son casos más graves que suelen ir acompañados de otras enfermedades como flebitis, tromboflebitis y úlceras.
Las varices tronculares
Las varices tronculares suelen aparecer cuando no se atienden a tiempo y se produce una dilatación mayor en las mismas. Años atrás este tipo de varices sólo eran tratadas mediante cirugías pero hoy en día y afortunadamente para quienes las padecen, existen tratamientos menos invasivos y tan sencillos como eficaces:
- Microespuma. Es una sustancia (polidocanol) que se inyecta en la vena enferma para que ésta se destruya, cicatrice y desaparezca. Es un tratamiento muy innovador y eficaz ya que puede tratar cualquier vena, independientemente del tamaño, calibre y profundidad, dejando muy buenos resultados.
- Sistema Clarivein. Mediante la inserción de un catéter en la vena enferma y directo al lugar donde se produce la fuga de sangre, se infiltra una sustancia esclerosante que actúa como una especie de sello que produce un cierre a dicha fuga y por ende, la desaparición total de la variz.
- Sistema Venaseal. Es un tratamiento muy apto para las venas de mayor grosor y su sistema de aplicación es igual que el sistema Clarivein.
Estos tres tipos de tratamiento para varices son ambulatorios y no dejan marcas ni cicatrices. Una vez realizado, el paciente puede irse a su casa y hacer vida normal.
La mayoría de profesionales que ofrecen estos tratamientos, suelen hacerlo acompañado de una garantía durante un periodo de tiempo (suele ser de un año), debido a que el sistema varicoso es muy imprevisible y bastante complejo, pudiendo aparecer nuevas ramificaciones después de un tratamiento.
Profesiones con mayor riesgo de varices
Algunas profesiones están ligadas a este tipo de problemas circulatorios y, aunque bien es cierto que algunos factores como la genética y la obesidad, entre otros, juegan un papel fundamental en su aparición, son muchos los hábitos que acompañan a determinadas profesiones pudiendo influir en la manifestación de las venas varicosas.
Profesiones como camareros, peluqueros, farmacéuticos, entre otras, son muy propensas a padecer de varices. Muchas horas en pie y sin apenas poder moverse suele derivar en este tipo de problemas.
Por tanto, se recomienda seguir unas pautas durante la jornada laboral que ayudarán a paliar este tipo de trastornos. Por ejemplo, dar pequeños paseos y cambiar de postura cada dos horas son un buen remedio.