''Someterse a una rinoplastia por estética es totalmente lícito''- Testimonio real
Irene, una chica que ha vivido parte de su juventud enemistada con su nariz, cuenta a Multiestetica.com su experiencia con la rinoplastia. Asegura que tan importante es atreverse a modificar aquello que no nos gusta como aceptar el cambio que supone una intervención quirúrgica.
¿Por qué no aceptabas tu nariz?
Mi nariz ha sido siempre mi enemiga. No era simplemente una parte de mí: le culpaba de todos mis problemas. Algunos amigos me decían que estaba bien así, que mi nariz me daba una gran personalidad y que cada nariz tiene su cara. Yo, en cambio, lo veía como algo totalmente extraño en una cara que podría ser mucho mejor sin ella.
Cuando conocía a alguien por primera vez, tenía siempre la sensación de que mi nariz era la verdadera la protagonista, el rasgo distintivo de mi rostro, el recuerdo perpetuo de todos mis conocidos. La preparación para salir a la calle necesitaba un ritual previo: peinado ad hoc, maquillaje correctivo para minimizar grosor, sombras y rectitud y darle mucha importancia a los ojos, para redireccionar la atención de los demás hacia las partes más atractivas de mi rostro.
¿En qué momento y por qué decidiste operarte?
Durante 28 años conviví con este defecto, pensando siempre en la rinoplastia pero sin atreverme a hablar con un especialista. Hasta que mis problemas de respiración me obligaron a buscar una solución. A causa del tabique desviado no podía respirar con la boca cerrada y en los últimos años siempre estaba resfriada y notaba molestias relacionadas al mal funcionamiento de los cornetes nasales. ¡El tiempo de cambiar había llegado!
¿Cómo ha sido tu experiencia con el cirujano?
He escogido un médico especialista en cirugía plástica, reconstructiva y estética. El doctor ha sido siempre muy amable y cercano conmigo. Durante la primera visita me explicó que mi defecto se podía corregir de una forma muy fácil, enderezando el tabique, limando la joroba y arreglando la punta. ¡Fácil para él, tal vez! Pregunté si sería posible ver una proyección del resultado, pero el doctor prefirió no enseñármela, ya que el resultado potencial no siempre encaja con la realidad. La cirugía plástica no es una ciencia cierta y la fisionomía humana no siempre es previsible.
¿Te daba miedo someterte a cirugía?
Lo que me daba más miedo no era la cirugía, sino el resultado. ¿Y si mi nueva nariz no me gustaba?¿Y si no me iba a reconocer? Los días previos a la operación miré miles de fotos del antes y el después de la rinoplastia, y a veces algunos resultados me aterrorizaban. Pero, al mirar las fotos de los pacientes de mi doctor, ganaba más confianza, pues veía cambios muy favorables.
¿Qué tipo de cirugía de la nariz te realizaron?
La operación tuvo lugar en una clínica privada, con anestesia local y sedantes. Intervinieron dos cirujanos plásticos, un anestesista y la enfermera.. Durante la operación, el médico me iba explicando las fases de la intervención. Yo estaba muy tranquila y medio dormida, oía lo que decían y a veces respondía, no sentía ni dolor ni ansiedad.
Conmigo utilizaron la técnica conocida como “rinoplastia cerrada", que procede con pequeñas incisiones en el interior de los orificios nasales. Estuve en quirófano menos de una hora, y tres horas después, me dieron el alta.
¿Cómo fue el postoperatorio?
Para mi sorpresa, el postoperatorio no fue muy doloroso. Las molestias eran como las de un fuerte resfriado. Tomé sólo paracetamol para el dolor de cabeza, probablemente causado por la anestesia. El día después de la operación ya estaba mucho mejor. Incluso con el yeso y los tampones, ya se podía ver la nueva forma de mi nariz. ¡Se veía tan delicada! Creo que lo que me causó más molestia fueron los tampones. Durante las primeras noches respiraba sólo por la boca y eso me provocaba sequedad en la garganta, obligándome a beber continuamente agua.
Al principio, tenía los ojos y las mejillas morados, pero día tras día los hematomas fueron desapareciendo. Cuatro días después me quitaron los tampones. Fue bastante desagradable, porque los tampones están llenos de coágulos de sangre y moco pero, por suerte, ¡dura un segundo! Diecinueve días después me quitaron el yeso.
¿Qué sentiste cuando viste por primera vez tu nueva nariz?
Cuando me quitaron el yeso me quedé bastante impactada. Mi cara estaba todavía hinchada y mi nueva nariz no era tan elegante y refinada como la había imaginado. También estaba hinchada y la punta me parecía un poco gruesa y a la francesa. Pedí sentarme porque sentía que me desmayaba.
El doctor me tranquilizó, me dijo que pasados unos días todo se iba a normalizar. En el trayecto de vuelta a casa, tenía la sensación de haber perdido parte de mi adn... Por suerte, el segundo día empecé a verme mejor. Me observaba a cada minuto, me sacaba fotos para verme desde distintas perspectivas. Todo el mundo me decía que había quedado muy natural y nadie añoraba ya mi vieja nariz torcida. ¡Mis hermanas y mi familia me decían que aquella nariz era perfecta para mí!
¿Cuánto tiempo necesitaste para recuperarte?
El postoperatorio fue rápido y fácil. A parte de unos puntos internos que me molestaban un poco, no quedaba rastro visible de la operación. Tras dos semanas ya pude volver al trabajo sin problemas. Sin embargo, el aspecto de la nariz ha ido evolucionando en los siguientes meses, desinflándose y adaptándose a la expresión de mi rostro. Durantes 3 meses evité ponerme gafas y tomar el sol. Tampoco podía sonarme los mocos y tenía que limpiarme la nariz con solución salina. Durante el verano, en la playa, me protegía con crema solar factor 100 y llevaba una bonita pamela. También me apliqué cremas hidratantes para evitar arrugas de expresión.
¿Te alegras de haber tomado la decisión? ¿Lo harías otra vez?
Hoy, tras más de un año de la operación, puedo decir que no me arrepiento para nada. Me casé teniendo un perfil bonito, y ahora estoy mucho más alegre y abierta que antes. Me arrepiento de no haber tomado la decisión años atrás y haber vivido parte de mi juventud sintiéndome fea e inadecuada. Hoy, si alguien me mira, percibirá armonía en mi rostro. Y si ve algo feo, ¡no será mi nariz! Por primera vez en mi vida, llevo el pelo muy corto y, al contrario de lo que se dice, aun sin mi narizota, ¡tengo siempre una gran personalidad!
¿Qué consejos le darías a la gente que está pensando en someterse a una rinoplastia?
- Hacerlo sólo si están seguros de querer deshacerse de su nariz.
- Confiar en un especialista con buenas referencias y pedir fotos del antes y el después de pacientes que se hayan sometido a la misma intervención con el doctor elegido.
- Pedir un resultado óptimo para tu físico. Es un aspecto mucho más importante de lo que se piensa. Es necesario conseguir la armonía en el rostro.
- Cabe decir que los cartílagos tienen memoria y probablemente durante la evolución del primer año la nariz podría recuperar parte de su aspecto genético. Está bien preguntar al médico cómo prevenir esto.
Querer mejorar el aspecto de uno mismo es totalmente lícito. Muchas personas sufren durante años por llevar aparatos dentales que les afean y les causan dolor. Si este tipo de cambios están socialmente aceptados, es necesario tener en cuenta que querer mejorar la nariz para mejorar su funcionalidad o por estética es exactamente lo mismo.
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