Ptosis palpebral
Los párpados son una zona muy delicada del rostro y requieren un cuidado especial. Los tejidos debajo de los párpados se componen principalmente de músculo y grasa, distribuidos uniformemente para ayudar a resaltar la armonía de los rasgos faciales.
La acumulación excesiva de grasa en los párpados se debe a un desplazamiento del tejido graso -presente de forma natural en la zona periorbitaria- desde la zona de origen hasta un punto de confluencia, lo que hace que los párpados se hinchen y pesen. Esta área particular de la cara debe considerarse extremadamente delicada y, por lo tanto, debe tratarse con extrema precaución. La zona periorbitaria forma parte del tercio superior de la cara y, según varios especialistas, debe analizarse como un todo; de hecho cualquier mínima modificación beneficiará a toda la cara.
Párpado caído
La grasa ya suele estar presente en la zona de los párpados, pero su desplazamiento puede dar lugar a una serie de imperfecciones que afectan al contorno de los ojos. Las causas de esta afección hay que buscarlas en 3 factores principales: predisposición genética, envejecimiento y mala alimentación.
El depósito de grasa debajo de los párpados puede tener una correlación genética, relacionada con la predisposición constitucional del individuo al aumento del panículo adiposo periocular.
Con respecto al envejecimiento, es bien sabido que con la edad la piel pierde su elasticidad y consistencia y que las estructuras de soporte del tejido adiposo tienden a ceder, favoreciendo la acumulación de grasa y, en correspondencia con el párpado inferior, la formación de hernias de tejido adiposo, que consiste en un paso de tejido adiposo a través de la barrera muscular.
Por último, una mala alimentación favorece la acumulación excesiva y localizada de tejido graso en todas las zonas del cuerpo y del rostro y, lamentablemente, ni los párpados escapan a este proceso, que también puede favorecer cierto grado de ptosis palpebral.
Blefaroplastia no quirúrgica
El relleno a base de ácido hialurónico está indicado para corregir y reequilibrar los volúmenes de la zona inferior de los ojos. El tratamiento consiste en inyectar ácido hialurónico en el surco palpebro-malar mediante una jeringa provista de una aguja muy fina. Este procedimiento indoloro y no invasivo eleva el área de inoculación, lo que hace que el borde de la inflamación sea menos evidente debido al engrosamiento del tejido adiposo en el párpado. La duración de los efectos es variable y depende de la capacidad del paciente para reabsorber el ácido hialurónico. Cuando los resultados obtenidos se desvanezcan, se podrá seguir un nuevo tratamiento.
Este procedimiento, también llamado cirugía de plasma o blefaroplastia no ablativa, actúa sobre la grasa de los párpados sin cirugía. El procedimiento implica primero la aplicación de una crema anestésica y luego el uso de un tipo particular de láser (láser de plasma o Plexr), que tiene el poder de crear microlesiones en el tejido de la piel del área afectada. Esta acción estimula la regeneración celular, lo que resulta en una mayor producción de colágeno, que a su vez aumenta la elasticidad de la piel, lo que permite un mejor soporte y retención del tejido graso. El procedimiento es mínimamente invasivo, dura entre 50 y 60 minutos, y se puede repetir después de unos 40 días. En el postoperatorio habrá edema visible, que puede reabsorberse en 2-3 días. Suele recomendarse aplicar una crema antibiótica para prevenir infecciones y también para proteger completamente la zona afectada de los rayos solares durante unos 6 meses.
La blefaroplastia es un procedimiento quirúrgico que elimina o reposiciona tanto la piel como el exceso de grasa de los párpados, recreando así la armonía natural de la zona periorbitaria. El procedimiento se puede realizar en los párpados superior e inferior, o incluso en ambos al mismo tiempo. El procedimiento se realiza con anestesia local. La blefaroplastia superior consiste en realizar una incisión a lo largo del pliegue del ojo, mientras que la blefaroplastia inferior consiste en realizar una incisión a unos pocos milímetros del borde ciliar. A través de la incisión, el profesional retirará el exceso de grasa o la reposicionará en función de las necesidades del caso. Una vez finalizada la operación, se suturará la incisión y se retirarán los puntos al cabo de unos 4-6 días. La cicatriz se hará cada vez menos notoria con el tiempo.