Hoy en día, los rostros delgados y definidos son símbolo de belleza y elegancia, por lo que muchas personas que han nacido con una cara redonda y rellena sueñan con poder afinar sus rasgos. Ya en los años 30 se rumoreaba que la famosa (y bella) Marlene Dietrich se había quitado parte de sus dientes para lucir unos pómulos más altos y un rostro perfectamente perfilado. Afortunadamente, hoy en día la medicina estética no es la misma que la primera mitad del siglo XX, y existen tratamientos menos agresivos para definir las facciones.
Según los cánones estéticos clásicos occidentales, el rostro perfecto tiene una forma ovalada y ligeramente en V, totalmente proporcionados y siguiendo unas medidas concretas: el espacio entre las dos pupilas debe corresponder a aproximadamente la mitad de la anchura total del rostro, mientras que los labios y los ojos deben estar a una distancia equivalente a un tercio de la longitud del rostro.
Los pómulos deben ser altos y pronunciados, las mejillas no deben ser muy regordetas, mientras que los labios deben ser carnosos. Cada uno de estos aspectos puede ser fácilmente perfeccionado por un cirujano, ya sea recurriendo a procedimientos específicos (como la queiloplastia, por ejemplo), o menos invasivos como los rellenos reabsorbibles. Pero ¿existe algún tratamiento para cuando no estamos contentos con la forma general de nuestro rostro? La respuesta, por suerte, es sí.
Todos tenemos un rostro diferente, que puede mejorarse o modificarse gracias a ciertos tratamientos específicos. Pero antes de explicar cuáles son estos tratamientos, veamos las diferentes formas de la cara:
Al coger peso, los kilos de más se ven reflejados en todo el cuerpo, incluso en la cara, donde pueden acumularse pequeños cúmulos de grasa localizada los cuales pueden llegar a ocultar algunos rasgos faciales, haciendo que su forma sea prácticamente indistinguible.
Los puntos del rostro que más acusan este problema son, sin duda, las mejillas y el mentón (donde se forma la llamada papada). Sin duda es más sencillo resaltar aquellos volúmenes del rostro ocultos por el exceso de grasa, que cambiar drásticamente la forma general del rostro. Los primeros solo tendrán que preocuparse de encontrar el tratamiento más adecuado para eliminar la grasa subcutánea. acumulada Y en estos casos las opciones son realmente muchas:
Cuando nuestro problema no viene dado por la presencia de grasa subcutánea, sino por el deseo de cambiar la forma de la cara en sí, es preciso valorar otras opciones de tratamientos: