“Me da miedo que no me quede bien la Rinoplastia”
La rinoplastia o cirugía de nariz es sin duda una de las más demandadas, y a su vez, una de las que más miedos e inseguridades genera a la hora de realizarse. Y no es para menos. A diferencia de otras intervenciones estéticas, tiene un “problema", y es que está en la cara; eso significa que no solo el propio paciente verá el cambio, sino también el entorno.
Este hecho crea en el paciente cierta ansiedad, ya que tiene miedo a un cambio que le sorprenda demasiado o no le agrade, además de verse sometido a la crítica de los demás.
Debemos tener en cuenta que la nariz, su forma, es uno de los rasgos más distintivos de cada persona, y por este motivo la rinoplastia puede suponer un gran cambio en las facciones del rostro, en cómo nos vemos y en cómo nos ven otras personas. Sin embargo, al contrario de lo que el paciente cree, una rinoplastia bien realizada pasa bastante desapercibida, puesto que al afrontar la cirugía, siempre prima la búsqueda de la estabilidad y la armonía. Además, cuando miramos a alguien no nos fijamos en concreto en la nariz de las personas, sino que las miramos en conjunto y no en detalle; solo nos detenemos y reparamos en una nariz operada si el defecto o la irregularidad previa llamaba mucho la atención.
Según el doctor Sergio Angeles, otorrinolaringólogo y especialista en cirugía estética de la nariz desde hace 18 años, los cambios son apreciados después de la intervención solo por el círculo más íntimo del paciente: padres, hermanos, hijos, marido o esposa… Las amistades y conocidos pueden ver mejoras pero no notan un cambio drástico. En el caso de las mujeres, por ejemplo, se preguntarán por si ha habido un cambio del peinado o del maquillaje, pero difícilmente apuntarán a la rinoplastia. A no ser que, como se ha comentado, la nariz fuera muy prominente antes de la operación.
Qué esperar de la cirugía de rinoplastia
Otro aspecto que debe tranquilizar al paciente que se somete a una rinoplastia es la simulación de resultados. Esta herramienta de última tecnología permite a los cirujanos enseñar los resultados, con expectativas reales, para que el paciente esté plenamente informado de los resultados que se tienen como objetivo a conseguir.
En este punto debemos tener en cuenta que en la mayoría de ocasiones en las que un paciente no queda satisfecho con el resultado de su operación, esto se debe o bien a un error de planificación durante la intervención, lo que supone, inevitablemente, un resultado fallido; o en otros casos a una mala comunicación entre el cirujano y el paciente, lo que conlleva que este último tenga falsas expectativas sobre la cirugía. Por ese motivo, es imprescindible que, previamente al día de la intervención, cirujano y paciente se reúnan varias veces y se mantengan las conversaciones informativas necesarias para profundizar sobre todos y cada uno de los aspectos de la intervención, prestando especial atención a las dudas que el paciente pueda tener, y haciendo hincapié en lo que éste puede esperar.
Del mismo modo, algo que también puede tranquilizar al paciente es realizar una indagación previa sobre el profesional que vaya a realizar la intervención, solicitar o buscar información sobre los años de experiencia del médico cirujano, así como pedir fotos del antes y el después de intervenciones que haya realizado, y en la misma línea, consultar y revisar experiencias de otras personas que se hayan atendido con él. Y es que la rinoplastia es una operación compleja que no solo precisa de conocimientos quirúrgicos sino también de pericia, amplia experiencia y atención al detalle. Por este motivo el médico encargado de llevar a cabo la cirugía debe valorar y estudiar la operación con antelación, examinar al paciente, documentarse sobre su historial médico, prestar atención a los resultados de las analíticas previas… Pero, también, deberá hacer una exploración detallada de la nariz a operar, de sus características propias (huesos, cartílagos y tejidos) con el objetivo de trazar el plan quirúrgico (cómo llevará a cabo la intervención) y a su vez, adelantarse en los posibles riesgos que puedan presentarse.
¿Y si no me gusta el resultado?
En cualquier caso, es importante recordar a los pacientes que el proceso postoperatorio y de recuperación completo de una rinoplastia puede durar de seis meses a un año; incluso cuando se aprecian resultados, la nariz continúa cambiando y curando, por lo que es imprescindible ser pacientes, seguir todos los cuidados postoperatorios y mantener una comunicación fluida con el cirujano siempre que aparezcan dudas sobre la evolución de la recuperación, con el objetivo de poder subsanar cualquier contratiempo.
Pasado este tiempo de recuperación y en el caso de que no se hayan obtenido los resultados estéticos deseados o, sí se hayan alcanzado pero la cirugía haya derivado en problemas funcionales, sería necesario recurrir a una segunda operación conocida como rinoplastia secundaria. Llegados a este punto, es importante tener en cuenta que es necesario corregir cuanto antes el problema. Por eso es de vital importancia mantener un estrecho seguimiento con el cirujano, tal y como hemos comentado anteriormente, de manera que se pueda actuar con rapidez ante cualquier anomalía. Sin embargo cabe mencionar que la rinoplastia secundaria es una cirugía técnicamente de mayor complejidad puesto que pasa a ser una cirugía reconstructiva para la cual el médico debe tener una preparación de mayor nivel, pues probablemente tendrá que lidiar con estructuras nasales que se han visto afectadas en la primera intervención.
Con este artículo, el doctor Sergio Angele quiere tranquilizar a quien esté pensando someterse a este tipo de intervención, de que no se verá condicionado por su entorno. El paciente sigue siendo el mismo, pero con una mejor armonía de su rostro.
Recuerda que en la sección Historias de rinoplastia tienes más de 200 experiencias reales de personas que han pasado por esta cirugía, donde puedes conocer cómo vivieron ellas todo el proceso y podrás consultar imágenes del antes y el después de muchas de ellas.