La complejidad de una rinoplastia secundaria

La complejidad de una rinoplastia secundaria
Mònica Aubert

Licenciada en Periodismo y Máster en Relaciones públicas y Gabinetes de Comunicación. Me encanta escribir y comunicarme con los demás. Actualmente, redacto contenidos en Multiestetica.

Creación: 31 mar 2017 · Actualización: 12 sept 2022
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La rinoplastia secundaria o revisional es la que se lleva a cabo cuando el paciente ya ha pasado por una o varias operaciones previas en la nariz para mejorar su estética, su funcionalidad o ambas cosas.

La nariz es un órgano situado en el centro de la cara, de ahí que a la hora de operarlo sea más que recomendable ponerse en manos de verdaderos expertos en operar esta zona. Precisamente por su ubicación en mitad del rostro, cualquier desperfecto en la nariz dejado por una cirugía previa, es fácilmente visible.

Razones para una segunda operación

Con frecuencia se suele pensar que aquellas personas que pasan por más de una rinoplastia son inconformistas con su rostro, pero lo cierto es que en la mayoría de las ocasiones la decisión de pasar nuevamente por el quirófano se debe al deterioro en la función respiratoria o a no haberse conseguido con la primera operación los resultados buscados. Algo que puede estar causado por una insuficiente pericia del médico que operó en primer lugar o incluso por las fuerzas cicatrizales de la nariz.

A la hora de llevar a cabo este tipo de operaciones, ya sea por primera, segunda, tercera vez, etc. hay que tener en cuenta que es importante que el paciente quede satisfecho a nivel estético, pero es todavía más importante que los cambios efectuados en el tabique nasal no afecten a la calidad de la respiración.

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Valoración para la operación

La rinoplastia secundaria es una operación más compleja de llevar a cabo que la primera cirugía de nariz. Los obstáculos comienzan a aparecer desde el principio, ya que las estructuras nasales han sido alteradas y no es posible determinar bien antes de la intervención cuál es la cantidad y la calidad de las estructuras, algo que sin embargo se puede hacer sin ningún problema cuando se trata de la primera operación de la nariz.

Dr. Alberto Candau
Córdoba, Córdoba

Complejidad de la intervención

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Al haber sido la nariz operada con anterioridad, el cirujano tiene dos opciones: manipular de la forma más delicada posible los tejidos presentes en la zona para conseguir los resultados deseados por el paciente o, si esos tejidos no fueran suficientes, obtener cartílago de zonas como la oreja o hueso de las costillas e implantarlo en la zona del tabique nasal.

En algunos casos se recurre a hacer microinjertos de grasa, que se pueden hacer a través de una inyección y por tanto hacen que la zona tenga un menor traumatismo.

Los tejidos con los que se encuentra el cirujano que practica la rinoplastia secundaria son más firmes y fibrosos, lo que hace que su disección quirúrgica y manipulación sea más compleja.

A la hora de obtener los resultados deseados, influye mucho la pericia del médico, pero hay que valorar que existen circunstancia que escapan a su pericia, como la consistencia de la piel (fina, normal o gruesa) y la cantidad de cicatriz que haya en la misma, que pueden hacer que trabajar en la nariz resulte más complejo. Además, cuantas más veces haya sido operada la nariz, menos opciones de trabajo con el tejido tendrá el cirujano.

¿Cómo se lleva a cabo la intervención?

Lo habitual es que esta operación se lleve a cabo con anestesia general e ingreso hospitalario. El tiempo de duración de la intervención va a depender de la dificultad de cada caso y de si es necesario o no extraer cartílago o hueso de otras zonas del cuerpo para usarlo en la nariz.

El médico obtiene en primer lugar el material de injerto necesario para la intervención y a continuación comienza con el modelado hasta obtener la forma deseada.

Posoperatorio tras la rinoplastia

El paciente puede comenzar a hacer su vida normal pasados uno o dos días desde la operación. El regreso al trabajo se suele hacer una semana después, aunque la recuperación total no se producirá hasta transcurridas unas semanas.

En los primeros días es normal que, al igual que en la primera cirugía de nariz, la zona esté hinchada y aparezcan hematomas. Hasta pasadas entre dos y cuatro semanas de la operación no se podrán observar los resultados definitivos de la misma.

En las primeras horas tras la operación es común que aparezca dolor en la zona, dolor de cabeza y obstrucción nasal, por lo que el médico suele recetar medicamentos para calmar el dolor. También puede aparecer hinchazón y hematomas en los ojos, así como pequeñas hemorragias por la nariz.

En las primeras 24 horas se recomienda mantener la cabeza elevada y en los días siguientes hay que intentar sonarse la nariz con cuidado y sin hacer fuerza a fin de que los tejidos puedan cicatrizar adecuadamente. A la hora de estornudar, mejor hacerlo con la boca abierta.

Los tapones se retiran en un par de días, mientras que en una o dos semanas se retiran apósitos, puntos, férulas y escayolas que se puedan haber puesto.

En los primeros días tras la operación se aconseja no fumar, tener especial cuidado al ponerse las gafas y no usar lentillas hasta que lo indique el médico, no ingerir alcohol, evitar actividades que requieran contacto o esfuerzo físico e intentar hablar y gesticular lo menos posible.

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¿Qué debe esperar el paciente?

Una rinoplastia secundaria bien hecha puede dar muy buenos resultados, mejorando tanto la estética como la funcionalidad de la nariz. No obstante, toda aquella persona que se someta a esta intervención debe tener claro que una rinoplastia secundaria llevada a cabo de forma excepcional, nunca podrán superar los resultados que se habrían obtenido con una rinoplastia primaria si la misma se hubiera llevado a cabo de la mejor forma posible. El paciente debe estar mentalizado de que no es una cirugía milagrosa, sino una operación bastante compleja, cuyo resultado no depende únicamente de la pericia del médico. De ahí la importancia de que el experto informe bien a los pacientes, de forma que los mismos sean realistas respecto a los resultados que pueden esperar después de la intervención.

El grado de mejora funcional y estética conseguida en cada caso varía mucho de un paciente a otro según sus circunstancias concretas.

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