Cómo estructuro una consulta de cirugía estética

Cómo estructuro una consulta de cirugía estética
Se dedica a la cirugía de la cara y el cuello con especial predilección por la blefaroplastia, rinoplastia, rejuvenecimiento cérvico facial o lifting y la cirugía ortognática.
Creación: 26 oct 2023 · Actualización: 26 oct 2023

La consulta de cirugía estética es diferente al resto de la medicina por un simple motivo: el paciente no es un enfermo. Cuando atendemos a pacientes enfermos, es relativamente sencillo enfocar el problema de manera rápida a través de la información que el paciente transmite (“me duele/me molesta algo concreto”), aunque por supuesto no es así en todos los casos.

En el caso de la estética, sí hay pacientes que tienen muy claro qué es lo que no les gusta de su cara o de su cuerpo y, gracias a internet, a menudo tienen claro incluso cómo necesitan ser tratados (“necesito ácido hialurónico para las arrugas”), pero no es así en la mayoría de los casos.

Por un lado, nos encontramos con pacientes que vienen por un problema concreto o delimitado como, por ejemplo, la nariz. La mayoría de pacientes son conscientes de que no les gusta su nariz, pero no saben qué es exactamente lo que no les gusta de su nariz o cómo se vería más bonita.

Por otro lado, nos encontramos con pacientes que perciben algo que no les gusta en su rostro o que necesitan una valoración generalizada debido a los efectos del envejecimiento. En el caso de “algo que no me gusta” suele ir, en mi experiencia, muy relacionado con el tercio inferior y con la necesidad de realizar algún tipo de mentoplastia o cirugía ortognática, según el caso.

Expuesta esta situación, es comprensible por qué la forma en que se desarrolla la consulta es diferente a una consulta médica habitual y por eso quiero desarrollarlo con detalle.

  1. Entrevista inicial. Antes de nada, me gusta tener un momento de entrevista con los pacientes para analizar y orientar su motivo de consulta inicial. Digo inicial porque no es extraño que los pacientes entren a la consulta con una idea y, tras avanzar en la conversación, comprendan que el defecto facial que han apreciado no se debe a la/s estructura/s en la que centraban su atención. Aprovecho este momento para hacer una pequeña recopilación de los antecedentes médicos y quirúrgicos del paciente, su forma de cicatrización y otros asuntos que puedan influir en el proceso o en la forma en que va a evolucionar su resultado tras el mismo.
  2. Fotografías. En esta especialidad es fundamental realizar fotografía clínica. Es fundamental por varios motivos:
    1. La imagen mental que cada persona tiene de sí misma puede estar sugestionada por los problemas que le hayan acarreado a su autoestima durante diferentes periodos de tiempo. En cambio, una serie fotográfica de la estructura que nos ha llevado a la consulta observada por paciente, médico y, eventualmente, los acompañantes, nos ayuda a dimensionar la situación de una manera objetiva.
    2. Es una herramienta de comunicación potentísima entre médico y paciente. En el vocabulario médico y anatómico hay muchísimos términos que la población general no conoce. A la hora de describir un problema con palabras, se crea una barrera a través de la que no fluyen con facilidad estos términos. Sin embargo, nos entendemos fácilmente al señalar una parte de la fotografía.
    3. Es una herramienta de divulgación para otros pacientes en consulta. Cuando quiero explicar qué resultado busco, me gusta mostrar fotos de casos anteriores que sean similares al del paciente que está sentado delante de mí en ese momento. De esta forma, el paciente puede entender que efecto busco y si está de acuerdo o no con el resultado. Obviamente, muestro fotos de pacientes que ha dado su consentimiento previamente.
    4. Es la única forma de objetivar el resultado de un tratamiento. Al cabo de unos meses, el paciente se ha acostumbrado a su nueva apariencia y no recuerda su aspecto anterior. Para medir la satisfacción de mis pacientes y continuar mejorando, considero fundamental hacer auditoría con ellos sobre los resultados obtenidos respecto a las expectativas que habíamos planteado.
  3. Exploración física. Además del análisis visual objetivo, tocar al paciente nos da información muy valiosa a nivel cualitativo. El principal dato que obtenemos es sobre la calidad de la piel (grosor, elasticidad, movilidad…), fundamental en prácticamente todas las cirugías que se realizan en el territorio facial. Además, depende de la cirugía, la exploración física nos dan información sobre estructuras subyacentes. Por ejemplo, en los párpados es útil para detectar la posición de las bolsas de grasa o de la glándula lagrimal, en rinoplastia nos sirve para inferir la calidad del cartílago o la posición de la interfase cartílago-hueso, en otoplastia podemos ver la flexibilidad del cartílago… Aprovecho esta parte de la consulta para tomar medidas de referencia de las diferentes estructuras faciales. Esto me permite calibrar las fotos y simulaciones en el ordenador para llegar al quirófano con una planificación precisa que asegure que los resultados se aproximen a lo hablado previamente en la consulta. Es una de las partes más limitadas a la hora de realizar videoconsultas por motivos evidentes.
  4. Pruebas complementarias. En el caso de la rinoplastia, por protocolo exploro la cavidad nasal con endoscopia para valorar el tamaño de los cornetes, la integridad de la mucosa septal así como posibles desviaciones y su influencia en la respiración del paciente. De este forma descarto la presencia de otras patologías intranasales.
  5. Análisis conjunto. Con toda la información recabada, en esta fase de la consulta hago un resumen de lo percibido y, junto con mis pacientes, vamos desgranando los puntos clave del tratamiento y las expectativas que tienen.
  6. Simulaciones. En el caso de la rinoplastia y la mentoplastia, me gusta realizar simulaciones con programas de edición de fotografía. En esta fase, mis pacientes y yo vamos dando forma a las fotos desde diferentes perspectivas buscando un resultado armónico y acorde a las expectativas del paciente y a las posibilidades del caso. Es una herramienta excelente a nivel comunicativo: como en el caso de las fotos previas, el vocabulario médico a menudo dificulta el intercambio de información, cosa que no ocurre al visualizar directamente los cambios en una imagen y poder referirse a ellos señalando las zonas modificadas. Obviamente, la simulación no puede tomarse como una garantía de resultados, pues las circunstancias intraoperatorias a menudo dificultad aproximarse al 100%, pero sirve para poner de acuerdo a cirujano y paciente en el objetivo a lograr en condiciones ideales (teniendo en cuenta factores como la cantidad de cartílago disponible, su calidad o la cicatrización postoperatoria, características que no se pueden conocer antes de la cirugía). El hecho de no realizar simulaciones en otras cirugías se debe a la dificultad para modificar estructuras no proyectadas del resto de la cara sin distorsionar el resto de la fotografía: al ser tanto el mentón como la nariz las zonas con mayor relieve del rostro, pueden editarse en fotografía sin cambiar otras unidades adyacentes, con las que guardan mayor distancia.
  7. Propuesta de tratamiento. Con todos los datos de fotografías, entrevista, exploración física, pruebas complementarias y comentarios sobre simulaciones, explico las diferentes formas de abordar el tratamiento o los tratamientos. Casi siempre hay varias formas de tratar un mismo problema. En este caso es clave explicar los pros y contras de cada procedimiento para alcanzar el equilibrio ideal entre las expectativas del paciente sobre su resultado y proceso y el resultado real después del tratamiento.
  8. Dudas. Tras una entrevista tan intensa, es normal que los pacientes tengan dudas, por lo que me gusta esperar al final de la consulta para resolverlas. No obstante, es muy frecuente que surjan muchas dudas en las horas y días siguientes a la consulta. Por eso, siempre suelo recomendar a mis pacientes que no se agobien en el momento de la consulta ya que nuestro equipo ofrece contacto directo a pacientes a través de nuestro teléfono y está disponible para resolver dudas casi en cualquier momento.
  9. Reunión con el equipo. Tras la consulta, mi equipo es el encargado de terminar de informar sobre temas extra-quirúrgicos: presupuestos, disponibilidad de agenda para la intervención y todos los cuidados perioperatorios.

Un caso especial y cada vez más frecuente es el de las videoconsultas. La dificultad de agenda de los pacientes hace que a menudo les sea difícil desplazarse hasta la consulta. Por eso, ofrecemos primera consulta on-line a través de plataforma de videollamada para hacer la valoración. Esta consulta presenta modificaciones respecto a lo anteriormente descrito: por ejemplo, tanto la exploración física como la endoscopia nasal se ven limitadas al 100%. Se ve también limitada, aunque parcialmente, la toma de fotografías: en este caso siempre las solicitamos previamente para realizar la consulta. Sin embargo, la calidad de las fotografías no es la misma las realizadas en estudio fotográfico: las condiciones de luminosidad y definición de la imagen no son las mismas. Además, el ángulo desde el que se hacen las fotos no suele ser el óptimo para el análisis de estructuras que nos interesa, y esto ocurre aún más en el caso de los selfies. Sin embargo, suele ser suficiente para realizar simulaciones preliminares que sirvan de herramienta visual al paciente.

No obstante, en caso de realizar videoconsulta previa, siempre realizo una consulta presencial el día previo a la cirugía para tomar buenas fotografías, hacer una buena exploración física y aprovechar para repasar el plan de tratamiento con las posibles modificaciones de última hora que hayan surgido fruto de la nueva información obtenida.

Aunque el objetico de las consultas es, ante todo, solucionar las inquietudes de los pacientes, siempre pasamos un rato divertido en la consulta.

Espero que resulte interesante y que nos veamos muy pronto.

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