¿Cuáles son los riesgos de la mesoterapia?
Antes de someterse a un tratamiento de mesoterapia, es imprenscindible informarse acerca de su funcionalidad y sus posibles efectos colaterales. Además, se aconseja averiguar si el profesional que la llevará a cabo cumple todas las normas de seguridad necesarias.
La mesoterapia es uno de los tratamientos que consigue excelentes beneficios a la estética de las personas, ello por las sustancias de las cuales se compone. Por una parte trata de combatir los signos de envejecimiento en el rostro, mientras que por otra ayuda a tratar uno de los padecimientos que más lía a la población femenina, la celulitis. Pero, es importante que conozcas más acerca de este fructífero tratamiento, cuáles son las zonas que mejor se benefician, en qué consiste, sus efectos, quienes son candidatos, durabilidad del tratamiento y qué lo hace diferente de los demás.
¿Cuál es el origen de la mesoterapia?
Para conocer un poco más de los orígenes de la mesoterapia, a principios de los años 50 del siglo pasado, el médico francés Michel Pistor creó la mesoterapia tal y como se conoce hoy en día –salvando los desarrollos tecnológicos que se han ido aplicando como consecuencia de las investigaciones que se han realizado posteriormente-.
La máxima en la que basó sus investigaciones y trabajos fue "poco, pocas veces y en el lugar adecuado". Es decir, por una parte, buscó una técnica que no requiriera gran cantidad de medicación inyectada para conseguir minimizar los efectos secundarios que se observaban con otro tipo de vías de administración –además de reducir los posibles gastos que generaría un tratamiento relativamente prolongado en el tiempo-.
Por otra, no quería que el paciente tuviera que someterse a multitud de largas sesiones de tratamiento para conseguir el objetivo que persiguiera, por lo que indagó para espaciar las sesiones de acuerdo a la respuesta de cada organismo.
Y, por último, consideró que una de las claves del éxito era localizar exactamente la zona más adecuada en la que debía realizarse la infiltración, para conseguir potenciar el efecto beneficioso de la medicación y la mejor asimilación por parte del organismo.
¿Qué diferencia la mesoterapia de otras técnicas?
La diferencia comienza en el modo de inyectar la sustancia. Es decir, cuando se inyecta cualquier fármaco, por ejemplo, para calmar el dolor de forma intramuscular, la aguja se introduce a una profundidad de 2 ó 3 cm., lo que permite que el efecto del fármaco dure varias horas. Sin embargo, cuando la inyección es intradérmica, es decir, a menos de 4 mm. de la epidermis –como en el caso de la mesoterapia-, la respuesta del fármaco se prolonga en el tiempo. La razón es que el pinchazo se produce en el "corion", un lugar anatómico de la piel que, por sus características fisiológicas, modula y amplía el efecto de la sustancia inyectada.
¿Es un tratamiento definitivo?
El temido "efecto rebote", del cual temen muchas, no suele ocurrir en el caso de que la celulitis haya sido tratada con mesoterapia. Es, según han reconocido un gran número de profesionales, uno de los tratamientos no quirúrgicos más eficientes en este aspecto. Por lo mismo, es uno de los más solicitados: es indoloro y sí logra corregir la estética.
Sin embargo, y teniendo en cuenta que es una técnica en la que también influye, por ejemplo, los factores hormonales, los hábitos de vida o el mantenimiento posterior que realice el paciente, no es posible garantizar completamente que no se requiera alguna sesión cierto tiempo después de haberse sometido a un tratamiento completo.
Como consejo, es mejor que tú te acates a las recomendaciones que tu médico te señale, así como mejorar tus hábitos alimenticios y actividades físicas (ejercicio), con ello tú podrás gozar por un largo tiempo de los beneficios de la mesoterapia.
¿Es incompatible con otros tratamientos?
En absoluto, se obtienen mejores resultados cuando es combinado con otros. De hecho, muchos profesionales recomiendan someterse a sesiones de diversas técnicas –presoterapia, radiofrecuencia, cavitación, etc. – respetando siempre los tiempos de reposo y las indicaciones médicas para cada caso, ya que no todos resultan igual de efectivos en los pacientes porque no todos presentan las mismas condiciones.
¿Conlleva algún riesgo?
La ordenanza 2011-382 emitida por el Ministerio de Sanidad francés en junio de 2011 prohibió la práctica de la mesoterapia como tratamiento médico y estético. La razón principal que llevó al gobierno galo a tomar esta decisión fueron los casos de infección por microbacterias que se detectaron en el país en pacientes que se habían sometido a esta técnica.
Sin embargo, la prohibición acabó siendo retirada después de demostrar que el peligro no estaba en la técnica como tal sino en la mala práctica de quienes la realizaron. El mayor riesgo que se corre es que la mesoterapia no la apliquen profesionales correctamente cualificados o que éste no se realice en las condiciones médicas y sanitarias adecuadas.
Los problemas a los que tendrá que hacer frente un paciente que no se asegure de someterse a una sesión con todas las garantías médicas pueden ser diversos: infecciones cutáneas o internas, hematomas o eritemas severos, etc. que pueden producirse por dos vías principalmente:
- Inyectar un medicamento o combinación de medicamentos contaminados, en mal estado, caducado o inapropiado para las necesidades del paciente –lo que puede provocar, igualmente, otro tipo de patologías o efectos secundarios-.
- Manipulación incorrecta de las agujas o ausencia de higiene en los mismos –cada paciente tiene que ser tratado con agujas únicas y completamente desinfectadas-.
La mejor fórmula, por tanto, para evitar cualquier riesgo es asegurarse del cumplimiento de la ley por parte tanto de la clínica como del profesional que aplica las sesiones. El paciente tiene derecho a ser informado detalladamente del procedimiento y puede solicitar la presentación de los correspondientes certificados que garantizan la legalidad del centro y el mesoterapeuta. Igualmente, debe asegurarse que las sustancias que se emplean en cada sesión están reconocidas y aceptadas por la Federación Internacional del Medicamento (IFPMA) y que la aparatología que se emplea está correctamente homologada.