¿Es la liposucción del brazo tan efectiva como la braquioplastia?
Aunque persiguen el mismo objetivo, estos dos tratamientos no son iguales, a pesar de que ambos están recomendados para la eliminación del exceso de grasa en los brazos.
La principal diferencia entre uno y otro es que la liposucción se limita a extraer solo la grasa de la cara interior mientras que la braquioplastia remodela completamente su silueta. Pero ¿cuál es mejor? Obviamente ello dependerá de cada situación. Como los muslos, las caderas u otras zonas del cuerpo, algunas personas tienen los brazos grandes. Eso por sí solo no es un problema, salvo cuando se convierte en un motivo de preocupación o en una importante molestia que afecta a la autoestima. Otro caso es cuando la piel de los brazos se torna flácida y denota un exceso de grasa que afea su apariencia o impide moverlos con normalidad.
Es ahí cuando se debe tomar la decisión de consultar con un profesional y valorar qué opciones existen para remodelar la parte superior de los brazos y cuál se adapta mejor a cada paciente.
Liposucción del brazo versus braquioplastia
Como ya hemos apuntado, la liposucción de los brazos aspira, con la ayuda de unas delgadas cánulas, el exceso de grasa que el paciente tiene en la zona superior de los mismos. Por lo tanto, no remodela su forma ya que debido a la piel sobrante, no adquieren una apariencia tonificada y tersa. Al no ser retirada, después de la extracción quedará colgando. Esto afea su apariencia ya que su efecto simula el ala de un murciélago.
Esta piel sobrante que cuelga flácida puede afectar de manera importante a la autoestima del paciente, que tiende a cubrir sus brazos y evitar a toda costa el uso de prendas como las mangas cortas o los tirantes que evidencian más esta situación, más propia de personas de mayor edad.
Esta operación se lleva a cabo con anestesia local y sedación y suele durar como máximo una hora y media. Como es ambulatoria, el paciente puede volver a su domicilio al cabo de algunas horas.
Por su parte, la braquioplastia, lifting braquial o lipectomía, sí constituye un método de remodelación integral de los brazos. El cirujano, una vez extraída la grasa, retira también la piel sobrante, adaptándola al nuevo tamaño de estos miembros superiores.
La braquioplastia es una intervención ambulatoria en la que se usa anestesia local y sedación. La operación tiene una duración de dos horas y no requiere ingreso hospitalario. La grasa se extrae de manera similar a como se realiza con la liposucción de brazos, por medio de unas finas cánulas que la aspiran sin poner en riesgo ningún tejido importante. Después, el cirujano retirará el exceso de piel y la estirará antes de colocar las suturas que, como en el caso del otro tratamiento, se efectúan con hilos reabsorbibles por el organismo.
El inconveniente con respecto a la liposucción es que la braquioplastia conlleva una recuperación más lenta ya que son necesarias unas tres semanas para que el paciente se recupere completamente. Además, es un procedimiento quirúrgico que deja cicatrices en la zona superior de los brazos y en las axilas. No serán muy grandes, pero sí se notarán, por lo que el paciente tendrá que valorar si quiere que estas huellas permanezcan eternamente sobre su piel.
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¿Cuándo elegir liposucción de brazos y cuando optar por una braquioplastia?
Como es lógico, es el cirujano el que mejor aconsejará el tratamiento en función de cada tipo de paciente. En líneas generales, la liposucción de brazos es una alternativa efectiva si la piel muestra elasticidad e hidratación. En este caso, la retirada de la grasa puede efectuarse con una simple liposucción braquial. La piel sobrante, gracias a su elasticidad, se volverá con el paso del tiempo, más tersa y firme y recuperará la forma del brazo. El empleo de una venda de protección favorecerá la recuperación y facilitará que la piel se encoja hasta adaptarse a la nueva silueta. El paciente tendrá que llevar estas vendas, que se conocen también como manguitos de presoterapia, entre uno y dos meses para que la recuperación y los resultados sean perfectos.
Pero la elección de uno u otro tratamiento también dependerá de la cantidad de grasa que haya que retirar de la cara interna de los brazos: si es mucha, quizá sea mejor someterse a una braquioplastia, puesto que el resultado, a pesar de la piel, no será el esperado. La operación de liposucción deja pequeñas cicatrices en la zona del codo y cerca de las axilas, cuyo mínimo tamaño las hará casi invisibles a la vista.
Por otro lado, cuando el especialista así lo determine, se podrán realizar ejercicios encaminados a reforzar los tríceps para que, poco a poco, encojan. Por el contrario, si nuestra piel es seca y poco elástica, es muy probable que quede flácida tras la aspiración del exceso de grasa. También está indicada la braquiplastia en aquellas personas en las que se ha producido una pérdida de peso considerable. En estos supuestos, la dieta habrá dejado un exceso de piel que aumentará con la extracción de la grasa presente en los brazos.
En este caso, el médico recomendará realizar un lifting braquial, ya que con esta operación el cirujano se deshace también de esa piel que quedará flácida y descolgada sin la grasa. También en este supuesto, el profesional aconsejará el uso de vendas de compresión para que los resultados conseguidos con la intervención se mantengan hasta que se recupere la zona.
Como siempre decimos en Multiestética, lo ideal es que nos pongamos en contacto con un cirujano experimentado en ambos procedimientos y le consultemos todas nuestras dudas. Este médico estudiará nuestro caso, realizará las pruebas pertinentes y valorará cuál es el mejor tratamiento para nosotros. Gracias a su intervención podremos recuperar nuestra autoestima y presumir de brazos torneados y tersos también en verano. Con estos procedimientos nada nos impedirá lucir mangas cortas de manera segura.
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