Braquioplastia: brazos firmes y sin grasa, como los de los famosos
¿Quieres tener los brazos de Michelle Obama, Demi Moore o Jennifer Aniston? Entonces tienes que unirte a la nueva moda estadounidense, que ya muchos doctores españoles ofrecen: la braquioplastia.
Este tratamiento no tiene como objetivo proporcionar unos brazos extremadamente delgados a los pacientes, sino con músculo, forma y firmeza.
¿Cómo funciona y qué pacientes pueden someterse a esta cirugía?
Los pacientes que precisan someterse a una braquioplastia suelen ser aquellos que han sufrido una bajada de peso drástica, por lo que muestran los antiestéticos brazos conocidos como “alas de murciélago".
Generalmente, se realiza esta cirugía tras operaciones para combatir la obesidad como el balón gástrico, la reducción de estómago mediante el método POSE, o la banda gástrica. Estas cirugías permiten a los pacientes perder muchos kilos en poco tiempo y a consecuencia de esta drástica bajada, muchas personas tienen piel flácida en algunas zonas del cuerpo como en los brazos y la barriga.
También suele ser una intervención bastante requerida para ayudar a resolver los problemas causados por la obesidad o el aumento de peso. Además, cabe decir que se trata de una zona bastante difícil de tonificar, sobre todo cuanto más aumenta la edad y/o el peso. La zona que se tratará va desde el codo hasta la axila y en ciertas ocasiones es difícil recuperar su forma tan solo con ejercicio o dietas.
Las personas que sufren de “alas de murciélago" pueden ver afectada también su salud, ya que la fricción constante de la piel sobrante de la zona puede causar inflamación, entre otras molestias. La braquioplastia sirve para remodelar el perfil del brazo, eliminando la piel y el tejido graso excesivo.
El resultado será un brazo más tonificado, delgado y firme. Antes de someterse a un lifting de brazos, el paciente deberá pasar un examen médico y pruebas preoperatorias rutinarias. Por lo general, la braquioplastia es una cirugía que se lleva a cabo de forma ambulatoria con anestesia local y sedación, aunque en algunos casos se puede utilizar anestesia general, en cuyas ocasiones se precisará de uno o dos días de hospitalización posterior.
La cirugía dura aproximadamente 90 minutos y la longitud de la incisión y el tamaño de la cicatriz dependerá de la cantidad de piel que tenga que ser eliminada.
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Resultados y post-operatorio
En la mayoría de pacientes, la braquioplastia supone una excelente mejora estética. El post-operatorio es una parte muy importante de esta intervención, ya que influirá en el éxito de los resultados. Por ello, es necesario someterse a controles periódicos y seguir las instrucciones del médico. El estilo de vida del paciente tras la operación también influirá de sobremanera en el resultado y el mantenimiento de la zona.
Tras 10 días, la suturas podrán ser quitadas. Los días posteriores a la cirugía, el paciente deberá permanecer en reposo y, muy posiblemente, con los brazos ligeramente en alto con una venda elástica. Al tercer día ya se deberían poder reanudar las actividades cuotidianas, evitando ejercicios físicos que supongan forzar la zona intervenida. La exposición al sol o los tratamientos de sauna deberán evitarse. Se recomienda también una baja laboral de dos semanas y la espera de un mes antes de hacer deporte.
Con respecto a las cicatrices, dependiendo del tamaño de la incisión y del exceso de piel que se haya eliminado, serán más o menos visibles. En algunas ocasiones son prácticamente imperceptibles, ya que se realizan en la parte interna del brazo y muy cerca de la axila.
El precio de la braquioplastia suele variar entre los 2.000 y los 6.000 euros.
Alternativas a la braquioplastia
Aunque en la mayoría de los casos, el resultado de una braquioplastia es satisfactorio para los pacientes, en algunas ocasiones se experimenta malestar debido al tamaño de las cicatrices. Estas imperfecciones con las marcas dependen normalmente de tres factores: la habilidad del cirujano, la fase post-operatoria y la cantidad de grasa incicial a extraer. En cualquier caso, es necesario saber que en mayor o menor medida las cicatrices siempre serán visibles y es muy difícil, si no imposible, eliminarlas en su totalidad.
Es por ello que antes de someterse a esta intervención quirúrgica, es necesario realizarse un diagnóstico preciso con el cirujano. Por ejemplo, es importante darse cuenta de cuál es la naturaleza del problema de la flacidez, si es sólo por exceso de tejido adiposo o si también existe exceso de piel. En ausencia de este segundo síntoma, la mejor solución sería una liposucción que, aunque también dejará cicatrices, no se trata de una cirugía tan invasiva como la braquioplastia.
Existen además técnicas menos invasivas para acabar con las "alas de murciélago".
Uno de estas técnicas es el láser CO2, ideal para combatir la piel flácida. Este procedimiento se inicia aplicando un gel anestésico en la zona a tratar. Después, durante 15 minutos, el láser penetrará en las capas más externas de la piel, estimulando la producción de colágeno. Los primeros resultados serán visibles tras dos meses a partir de la primera sesión.
Otro método para eliminar el exceso de piel en los brazos es la radiofrecuencia no invasiva. Esta técnica recibe concretamente el nombre de Radiofrecuencia Hadsh y sirve para tonificar distintas partes del cuerpo, incluyendo los brazos, sin dañar la piel.
Este tratamiento estimula, a través del uso de calor, la formación de fibroblastos (productores de colágeno) que permiten remodelar y reafirmar la parte deseada. Una sesión de radiofrecuencia dura unos 30 minutos y debe repetirse unas ocho o diez veces (una sesión cada semana).