¿Cómo saber si es pronto para la cirugía estética?
¿Qué empuja a un paciente a operarse? ¿Cómo prevenir posibles desilusiones? Estas preguntas las hemos tratado con profesionales del sector, como el Dr. Cristiano Biagi, cirujano plástico y estético, y la Dra. Silvana Ceccucci, psicóloga y psicoterapeuta, con motivo de un reportaje que recoge los motivos que influyen en la mente, el cuerpo y el alma.
Causas que motiva que una paciente se someta a una intervención quirúrgica
Según la Dra. Ceccucci, de manera general, la demanda procede de personas que desean mejorar alguna parte de su cuerpo para que esta esté en consonancia con su gusto estético y así sentirse a gusto consigo misma.
En necesario destacar que son tantos los tipos de personas y tantas las tipologías de intervención estética que cada situación es un caso único que responde a motivaciones y características particulares, y, como tal, debe ser considerado con la máxima atención.
Tanto para intervenciones pequeñas (pequeños retoques), como para grandes operaciones (de tipo quirúrgico), podemos decir que se parte de un estado de insatisfacción y malestar (más o menos leve) inherente a una o más partes del cuerpo que no se corresponden con nuestro "cuerpo ideal" y que se gesta durante el crecimiento y la experiencia de la vida.
Por su parte, el Dr. Biagi indica que las motivaciones que empujan a una persona a efectuar una operación de cirugía estética son muchas, pero gran parte de ellas derivan del deseo de agradar y gustar. De este modo, el deseo de mejorar "por fuera" tiene que ver con el deseo de eliminar un defecto o una imperfección que sufrimos desde hace años, tal vez con dietas extenuantes (ello vale sobre todo para la lipoescultura), o con un esfuerzo por aceptar algo que no podemos tener (por ejemplo, acepar que tenemos una nariz demasiado grande o un pecho demasiado pequeño). Verse mejor "por fuera" para sentirse mejor "por dentro".
A veces los motivos son más "específicos" y están "definidos" a alcanzar un objetivo, que ya no depende de nosotros: estos son los casos que los cirujanos plásticos deben valorar con máxima atención, porque si la cirugía estética se hace, por ejemplo, para reconquistar al marido o la mujer que les ha dejado, ciertamente no producirá ningún beneficio, sino todo lo contrario, generando un sentimiento de frustración.
¿Cuándo se recomienda recurrir a una intervención?
La Dra. Ceccucci apunta que antes de desaconsejar (o recomendar) una intervención de cirugía estética es necesario conocer y comprender a fondo la personalidad del sujeto, su motivación y tratar de definir por qué quiere operarse o cuáles son sus expectativas. Todo está relacionado con la parte del cuerpo que quiere cambiar y, por tanto, la petición debe considerar los pros y los contras que una operación de este tipo puede conllevar.
Es una especie de examen de realidad que hará comprender si la solicitud está fundada "objetivamente" o si el sujeto ha entrado en un bucle imaginario al servicio de problemas interiores, creando un espacio físico que actúa como "chivo expiatorio" de su negatividad. Está claro que, en esta situación, la operación es un elemento que no puede solucionar su problema; por el contrario, podría agravarlo.
El cuerpo, por tanto, está compenetrado con todos los problemas psíquicos del sujeto. Esto es particularmente evidente en la personalidad de la estructura conocida como histérica o narcisista, y en situaciones graves, como dismorfofobia. En estos casos sabemos que la cirugía estética no resuelve nada y, por consiguiente, no debería recomendarse.
Para el Dr. Biagi es necesario siempre comprender por qué el paciente quiere someterse a una intervención e indagar para conocer cuáles son las expectativas en cuanto a los resultados se refiere, y si estas se pueden realizar o no. Peticiones exageradas que no producen un "aumento real de la belleza", pero que en caso de llevarse a cabo provocan deformaciones y transformaciones del aspecto deben identificarse inmediatamente; en estos casos es necesario actúar con la máxima ética profesional posible y explicar de manera sencilla pero firme que la operación no debe llevarse a cabo; decir que no es siempre difícil, pero en una decisión debería primar el bien del paciente y, en segundo lugar, del cirujano.
¿Cómo modificar las expectativas del paciente?
Según apunta la Dra. Ceccucci, el trabajo sobre las expectativas de la intervención debe realizarse de manera profunda y delicada, ayudando a la persona a equiparar el lado físico (entendido como su concepto de belleza personal referido al propio cuerpo) con el psicológico (desde el punto de vista de la seguridad, incluyendo la capacidad de autodeterminarse, trabajando sobre la autoestima como modo de aceptación de uno mismo). Peticiones exageradas y expectativas exageradas derivan en un desequilibrio de ambos lados y en una exteriorización de la seguridad hasta el punto de no ser real por basarse en estereotipos. Es necesario, por tanto, redimensionar las expectativas del paciente antes de proceder con la operación. Solo así podemos tener posibilidades de satisfacer sus expectativas, incluso si el resultado no alcanza dichas expectativas o solo parcialmente.
El Dr. Biagi, por su parte, cree que si se le explica al paciente el resultado conseguido con la cirugía, este comprenderá las posibles desilusiones que pudieran surgir en el futuro. La charla preoperatorio sirve para esto, para aclarar las dudas empleando palabras lo más sencillas posibles, como "se podría hacer", cosas que se podrán mejorar y cosas que no; también se puede recurrir a fotografías de pacientes ya operados.