La Bichectomía y Lipofilling facial: Redefiniendo el rostro con naturalidad
¿Qué es la bichectomía?
La bichectomía es un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo que consiste en la extracción de las bolas de Bichat a través de pequeñas incisiones realizadas dentro de la boca. Dado que estas incisiones no dejan cicatrices visibles, el procedimiento resulta discreto y atrae tanto a mujeres como a hombres que desean resaltar sus pómulos y mandíbula.
El tamaño de las bolas de Bichat varía según la genética de cada persona, y su prominencia no siempre está relacionada con el peso corporal. Por ello, incluso personas delgadas pueden notar mejillas voluminosas, lo que convierte a la bichectomía en una solución ideal para conseguir un rostro más definido.
Beneficios de la bichectomía
- Definición del rostro: La extracción parcial o total de las bolas de Bichat reduce la redondez de las mejillas, logrando un rostro más estilizado y elegante.
- Realce de los pómulos: Al disminuir el volumen en la parte baja de las mejillas, los pómulos se vuelven más prominentes, otorgando un aspecto más atractivo.
- Mayor armonía facial: El procedimiento mejora el equilibrio entre las diferentes áreas del rostro, especialmente cuando se combina con tratamientos como lipofilling facial.
- Resultados duraderos: Una vez eliminada, la grasa de las bolas de Bichat no vuelve a crecer, lo que garantiza un cambio permanente.
- Rápida recuperación: Al ser mínimamente invasiva, la bichectomía permite al paciente retomar sus actividades diarias en pocos días.
Lipofilling facial: complemento perfecto para la bichectomía
El lipofilling facial, también conocido como inyector de grasa autóloga, consiste en reutilizar la grasa extraída de las bolas de Bichat para restaurar el volumen perdido en áreas clave del rostro, como el mentón, los pómulos o las sienes. Este enfoque tiene múltiples beneficios:
- Naturalidad: Al tratarse de grasa del propio paciente, el riesgo de rechazo o alergia es prácticamente inexistente. Además, los resultados son suaves y naturales.
- Rejuvenecimiento: El lipofilling facial no solo restaura el volumen, sino que también mejora la calidad de la piel, gracias a las células madre presentes en la grasa.
- Equilibrio facial: Al combinar la bichectomía con el lipofilling, se logra un rostro más definido pero también más proporcionado, evitando un aspecto excesivamente delgado o anguloso.
- Resultados duraderos:
Una vez que la grasa trasplantada se integra completamente en el tejido receptor, los efectos pueden durar muchos años. Este procedimiento se diferencia de otros tratamientos temporales gracias a la naturaleza autóloga de la grasa utilizada. Después de la transferencia, las células grasas inyectadas establecen una nueva red de vasos sanguíneos que les permite sobrevivir y adaptarse al entorno facial. Esto proporciona resultados estables y de larga duración, lo que hace que el lipofilling facial sea una inversión estética a largo plazo.
Además, las células madre presentes en la grasa contribuyen a mejorar la calidad del tejido circundante, promoviendo la regeneración de la piel y mejorando su textura y luminosidad. Sin embargo, es importante tener en cuenta que un pequeño porcentaje de la grasa inyectada puede reabsorberse en los primeros meses tras el procedimiento. Por este motivo, en algunos casos, se recomienda realizar retoques para optimizar el resultado final.
Este efecto duradero, combinado con la redefinición y reposición de volúmenes, convierte al lipofilling facial en una opción ideal para aquellos que buscan una mejora natural y armoniosa en su rostro, especialmente cuando se combina con bichectomía para estilizar y equilibrar las proporciones faciales.
Conclusión
La combinación de bichectomía y lipofilling facial representa un avance significativo en la medicina estética, ofreciendo una solución integral para estilizar el rostro, restaurar volúmenes y mejorar la armonía facial. Mientras que la bichectomía reduce la redondez de las mejillas y resalta los contornos naturales del rostro, el lipofilling facial utiliza la grasa extraída para realzar áreas clave, como el mentón o los pómulos, logrando resultados naturales y duraderos.
Este enfoque innovador no solo redefine el rostro, sino que también aporta beneficios adicionales, como la regeneración de tejidos y una mejora general en la calidad de la piel gracias a las propiedades de las células madre presentes en la grasa. Además, el uso de grasa autóloga minimiza los riesgos y asegura una alta compatibilidad con el paciente.
El éxito de este tratamiento radica en su capacidad para equilibrar y armonizar las proporciones faciales, adaptándose a las necesidades individuales de cada paciente. Con resultados que se integran de forma progresiva y natural, esta combinación es ideal para quienes buscan un cambio sutil pero significativo, sin comprometer la esencia de su belleza.
La clave está en acudir a profesionales especializados, como aquellos que aplican técnicas avanzadas y personalizadas, asegurando que cada procedimiento resalte lo mejor de cada paciente y brinde una experiencia estética segura, eficiente y satisfactoria.