Mentoplastia: todo lo que tienes que saber sobre esta intervención

La mentoplastia, o cirugía de mentón, es un procedimiento estético cada vez más popular por mejorar la armonía facial y la estética general del rostro. Es una intervención muy solicitada tanto en hombres como en mujeres y en este post te explicaremos todo lo que necesitas saber si tiene interés en realizarte esta intervención: qué es, tipos, para qué pacientes es adecuada, cómo se lleva a cabo la intervención, anestesia, cuál es el proceso de recuperación y cuáles son los cuidados postquirúrgicos necesarios para una recuperación exitosa.

¿Qué es la mentoplastia?

La mentoplastia es un procedimiento quirúrgico estético que mejora la apariencia del mentón. Esta intervención puede consistir en la reducción o el aumento del mentón, dependiendo de las características y preferencias del paciente. El procedimiento se utiliza para corregir problemas estéticos del mentón: el mentón prominente (prognatismo), el mentón retraído (retrognatismo) o una forma desproporcionada del mismo que no armoniza con el resto de las facciones del rostro.

Existen dos tipos principales de mentoplastia:

1. De aumento: En este procedimiento se puede utilizar grasa del propio paciente, ácido hialurónico, un implante de silicona o se realizan injertos óseos del propio paciente para aumentar el tamaño del mentón. Este tipo de intervención es indicada principalmente para aquellos pacientes que tienen un mentón pequeño o desproporcionado con respecto al resto de su rostro.
2. De reducción: Aquí se reduce el tamaño del mentón mediante la eliminación de parte del hueso. Se realiza principalmente en pacientes que presentan un mentón prominente o excesivamente grande, lo que genera un desajuste con las otras facciones de la cara.

¿Para qué pacientes es adecuada esta intervención?

Es adecuada para pacientes que desean mejorar la apariencia de su mentón y, por ende, la simetría y armonía facial. Algunas de las condiciones o características que hacen que un paciente sea candidato ideal para esta cirugía incluyen:

• Que el paciente tenga el mentón prominente (prognatismo): Se trata de un mentón que sobresale notablemente del resto del rostro. Esto puede generar un desajuste en la parte inferior de la cara, afectando la proporción entre el mentón y otras estructuras faciales, como la nariz o la frente.
• Que el paciente tenga el mentón retraído (retrognatismo): El caso opuesto al prognatismo. Un mentón retraído puede hacer que la persona luzca una mandíbula inferior menos desarrollada, lo que da la impresión de un rostro más envejecido o menos definido. La mentoplastia puede proporcionar mayor volumen y proyección en el mentón.
• Que el paciente tenga el mentón irregular o asimétrico: Las personas con mentones que presentan irregularidades o asimetrías notables en forma o tamaño pueden beneficiarse de una mentoplastia para equilibrar las facciones de la cara.
• Que el paciente desee mejorar la proporción facial: Algunas personas pueden tener un mentón con una proporción menor o mayor que lo que perciben como ideal. En este caso, la cirugía puede ser indicada para mejorar la armonía general de la cara.
• Que el paciente tenga problemas de oclusión: Aunque no es su principal objetivo, la mentoplastia también puede ayudar a resolver problemas funcionales relacionados con la mordida o la oclusión, ya que la cirugía puede mejorar la alineación de los huesos mandibulares.

Es importante destacar que el paciente debe tener expectativas realistas sobre los resultados. La mentoplastia es una cirugía estética, y su finalidad es mejorar la apariencia de la persona, no transformarla en otra.

¿Cómo es la intervención?

Mentoplastia de aumento

Este tipo de intervención está destinada a aquellos pacientes que desean aumentar el tamaño de su mentón. Existen diferentes técnicas para lograr esto:

• Mediante injertos óseos: Es la más común, el cirujano utiliza un injerto óseo del propio paciente, que generalmente proviene de la mandíbula o de otra parte del cuerpo. Este injerto se coloca en el área del mentón para proporcionar un aumento más natural. Los injertos óseos son los más duraderos y estables.
• Mediante lipofilling: El cirujano utilizará grasa del propio paciente de otras zonas de su cuerpo para realizar el aumento. Esta técnica puede combinarse con el injerto óseo.
• Mediante implantes: El cirujano coloca un implante (suelen ser de silicona o de otro material similar y con una dureza y textura similar a la del hueso) en el mentón, lo que puede proporcionar un aumento considerable en tamaño y proyección. El implante se coloca en una incisión pequeña debajo del mentón o, en algunos casos, dentro de la cavidad bucal. El tipo de implante se elige según las características faciales del paciente y sus deseos estéticos.
• Mediante ácido hialurónico: Lo realizan los médicos estéticos, se realiza en consulta sin necesidad de anestesia mediante inyecciones de ácido hialurónico en la zona, rellenándola. Es un procedimiento que no es con cirugía y la recuperación es más sencilla, pero, a diferencia del proceso quirúrgico, el resultado no es definitivo.

Mentoplastia de reducción

La mentoplastia de reducción es más compleja que el aumento, ya que implica la remoción de hueso. La intervención se realiza en personas con mentones muy prominentes que desean reducir su tamaño. El cirujano realiza una incisión en la parte inferior del mentón o dentro de la boca, lo que le permite acceder al hueso mandibular. Una vez dentro, el cirujano elimina una porción del hueso para reducir el tamaño del mentón. Esta reducción permite mejorar la proporción facial y armonizar las facciones. En algunos casos, el cirujano puede realizar un recorte o recontorneo del hueso para conseguir un mentón más simétrico y equilibrado con el resto de la cara.

Anestesia y duración de la cirugía

La mentoplastia se realiza bajo anestesia local o general, dependiendo de la extensión de la cirugía y las preferencias del paciente. En la mayoría de los casos, la operación dura entre una y dos horas, aunque puede extenderse dependiendo de la complejidad del procedimiento.

Proceso de recuperación tras una mentoplastia

La recuperación tras una mentoplastia varía según el tipo de intervención y la respuesta individual del paciente. Sin embargo, en general, el proceso de recuperación puede dividirse en varias etapas:

• Postoperatorio inmediato: Después de la cirugía el paciente pasará un tiempo en recuperación para que se deshaga de los efectos de la anestesia. En este momento, se puede experimentar hinchazón y dolor moderado en la zona operada, especialmente si se ha realizado una reducción ósea. Para controlar el dolor, el cirujano generalmente prescribe analgésicos. La mayoría de los pacientes puede regresar a casa el mismo día de la cirugía.
• Primera semana de recuperación: La hinchazón y los moretones alcanzan su punto máximo en los primeros dos o tres días y comienzan a disminuir gradualmente. Durante esta fase se recomienda seguir una dieta blanda para evitar la irritación o el estrés en la zona del mentón. El cirujano puede recetar antibióticos para prevenir infecciones y, en algunos casos, se indican antiinflamatorios para reducir la hinchazón.
• Segunda a cuarta semana: La hinchazón y los moretones continúan disminuyendo durante las siguientes semanas. A partir de la segunda semana, los pacientes pueden comenzar a realizar actividades diarias suaves, pero se deben evitar los ejercicios intensos o actividades que puedan causar trauma en la zona del mentón. Las cicatrices suelen ser pequeñas y se colocan en áreas discretas (debajo del mentón o dentro de la boca), por lo que, generalmente, no son visibles.
• Recuperación a largo plazo: La recuperación completa de una mentoplastia puede durar entre uno y tres meses. Aunque los resultados comienzan a verse después de las primeras semanas, la forma final del mentón puede tardar en estabilizarse por completo debido a la resolución total de la hinchazón interna y el proceso de cicatrización de los tejidos.

Cuidados postquirúrgicos

• Seguir las indicaciones del cirujano: Es fundamental seguir las instrucciones dadas por el cirujano, incluyendo el uso de medicamentos y el seguimiento médico con las revisiones en consulta.
• Mantener la zona limpia: Es importante mantener las incisiones limpias y protegidas para evitar infecciones. En caso de incisiones dentro de la boca, se deben seguir las recomendaciones del cirujano sobre la higiene bucal.
• Evitar el esfuerzo físico: Durante las primeras semanas, se debe evitar cualquier actividad física intensa que pueda aumentar la presión sobre el mentón o causar lesiones.
• Dieta blanda: Tras la cirugía, se recomienda seguir una dieta blanda para evitar el esfuerzo al masticar.
• Evitar fumar y el alcohol: Fumar y beber alcohol pueden interferir con el proceso de cicatrización, por lo que es aconsejable abstenerse de estos hábitos durante el postoperatorio.