El rol de la cirugía maxilofacial en cirugía estética

El rol de la cirugía maxilofacial en cirugía estética
Paciente que sufría la III clase dentoesquelética tratada quirúrgicamente. Antes y después de la cirugía bimaxilar.
Mònica Aubert

Licenciada en Periodismo y Máster en Relaciones públicas y Gabinetes de Comunicación. Me encanta escribir y comunicarme con los demás. Actualmente, redacto contenidos en Multiestetica.

Creación: 30 jun 2015 · Actualización: 30 jun 2015
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La cirugía maxilofacial puede mejorar la calidad de vida y la percepción de sí mismo, además de resolver problemas funcionales derivados de malformaciones dentales y faciales.

Para conocer cuándo es necesaria la cirugía maxilofacial, cómo se desarrolla la intervención y cuáles son los resultados esperados, recogemos las impresiones del Dr. Raffaele Rauso, cirujano plástico de Roma especializado en cirugía maxilofacial.

¿Cuándo es necesario someterse a una cirugía maxilofacial?

La cirugía maxilofacial es una rama quirúrgica muy especializada que se ocupa de la cirugía de la cara de manera completa. El cirujano maxilofacial está familiarizado a trabajar con los tejidos suaves del rostro (piel, músculos, etc.), pero también con los duros (huesos), permitiendo que los resultados quirúrgicos conseguidos sean sorprendentes.

El cirujano maxilofacial ha seguido una preparación muy larga, por lo que domina de manera clara la anatomía del rostro desde los huesos finos hasta la superficie de la piel.

Será este especialista el que aconseje cuándo es necesario someterse a esta operación. En el campo estético, se recomienda en aquellos casos en los que hay deformidad dentofacial. Tal término puede generar confusión haciendo pensar al paciente que tiene problemas ligados exclusivamente a la boca; en cambio, por deformidad dentofacial se entiende las condiciones que encontramos de manera más frecuente, como por ejemplo un mentón demasiado lardo o demasiado corto (el conocido como mentón huidizo o retraído), o bien una hipoplasia malar (pómulos poco representados). Se habla de deformidad dentofacial porque cuando hay una alteración esquelética que modifica los rasgos del rostro, a menudo es concomitante a una mal posición dental; de hecho, para conseguir óptimos resultados estéticos normalmente se recurre a un dentista para completar la labor del cirujano.

Por ello, porque una deformidad esquelética suele venir acompañada de una maloclusión (una mala relación entre los arcos dentarios), es fundamental que la intervención la desarrolle un equipo multidisciplinar, ya que además del trabajo de un cirujano con competencia en tejidos blancos y duros, es importante la presencia de un dentista. En pocas palabras, el dentista se encarga de los dientes, el cirujano de lo que hay a su alrededor.

Una intervención muy practicada es la cirugía bimaxilar, que permite reordenar el maxilar superior y la mandíbula, así como modificar el complejo maxilo-mandibular (el tercio inferior de la cara) en consonancia con el resto. A menudo este tipo de cirugía evita la utilización de prótesis zigomáticas (o cigomáticas), mentonianas, etc.

Las prótesis faciales: cuándo hay que utilizarlas y su precio aproximado

Las prótesis faciales ayudan a modificar la conformación ósea de la cara. Cortando los huesos de la cara (con la osteotomía), las prótesis pueden recrear quirúrgicamente la zona, colocándose en el lugar deseado. Generalmente, el coste de las prótesis no es muy alto y su inclusión es fácil y segura. A menudo, cuando se necesita modificar mínimamente la estructura esquelética facial, se opta por la inserción de una prótesis. Las prótesis faciales pueden ser personalizadas, siendo posible crear prótesis "ad personam", aunque en este caso el coste aumenta notablemente. A menos que haya que hacer frente a extirpaciones oncológicas o grandes traumas, las consideradas prótesis "preconfeccionadas" pueden modelarse tranquilamente durante la intervención quirúrgica.

¿Cuáles son los efectos de intervención?

La experiencia del cirujano es fundamental para tratar casos de asimetría o defectos traumáticos. Sobre todo, es básico que el cirujano sea capaz de trabajar tanto en los tejidos como en los huesos; de este modo, si se presenta un defecto esquelético pequeño pueda corregirlo también con un trasplante de grasa autóloga (lipofilling).

La intervención dura ni más ni menos que lo mismo que una operación normal de cirugía estética facial, aunque naturalmente ese tiempo depende mucho de la habilidad del cirujano.

Tras la operación, los cuidados dependerán del protocolo farmacológico utilizado. Es fundamental usar un equipo de anestesistas experto que conozca los "trucos" para evitar una hinchazón excesiva, sobre todo, cuando se trabaja con los tejidos duros, a diferencia de los tejidos blancos, ya que no demuestran hematomas (morenotes) en la piel.

Los resultados son sorprendentes. La mayoría de los pacientes que se han sometido a esta cirugía no han encontrado ninguna dificultad para acostumbrarse al cambio y han podido hacer su vida con absoluta normalidad.

Santander, Cantabria
Madrid, Madrid
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