¿Qué es una contractura capsular?
El aumento de pecho y la elevación de mamas son dos de las operaciones de cirugía estética más demandadas. Son operaciones seguras que tienen pocos riesgos o complicaciones, salvo las propias de cualquier intervención quirúrgica. La contractura capsular es una de ellas.
Tanto en el aumento de pecho como en la elevación de mamas se suelen emplear prótesis que permiten aumentar el volumen del pecho o levantarlo cuando está caído. Como hemos apuntado, sendas operaciones son intervenciones sencillas que no suelen conllevar riesgos o complicaciones ajenas a las que tiene toda operación, salvo por la posibilidad de que se produzca una contractura capsular.
¿Qué es una contractura capsular?
Por contractura capsular entendemos la encapsulación del implante o prótesis que se pone en el pecho, es decir, la formación de una especie de cápsula alrededor del implante cuyo grosor y textura difiere sensiblemente de la cápsula que nuestro organismo crea de manera natural, lo que ocasiona malformación, molestias e incomodidad.
Se trata de uno de los mayores problemas a los que se enfrentan las mujeres que se han operado del pecho, ya que es de los más frecuentes. Por norma general, cuando se coloca una prótesis, esta no se "fusiona" con el tejido circundante, sino que queda aislada del resto. De manera completamente natural, nuestro cuerpo crea una especie de bolsa o cápsula muy fina, que en realidad es una cicatriz, para protegerla. Ahora bien, cuando esta cicatriz es gruesa y dura se dice que el pecho se encapsula.
La causa más probable de que ello se produzca está relacionada con una infección bacteriana del implante, una contaminación de gérmenes que provoca que nuestro cuerpo actúe para combatirla. De ahí que el tejido de la cápsula sea más grueso.
Otros profesionales indican que también podría deberse a algún movimiento del implante, que provocaría el roce de los tejidos y la formación del encapsulamiento para protegerlo. Incluso los hay que afirman que puede ser consecuencia de la acumulación de sangre residual, que propicia la aparición de esas bacterias, o de una inflamación anormal tras la operación, que provocaría la aparición de la cápsula.
Se trata de un problema que puede darse después de la propia operación o producirse al cabo de cuatro o cinco años. No está asociado a ningún problema biológico por parte de la paciente ni al tipo de intervención que se ha llevado a cabo para colocar el implante, pero sí parece tener que ver con el tipo de prótesis. De hecho, los cirujanos especializados en cirugía mamaria apuntan que es más probable que aparezca si se usan prótesis lisas que rugosas.
Tipos de encapsulamiento
Para determinar el tipo de encapsulamiento que se ha producido y su gravedad los expertos usan la escala de Baker, que está compuesta por cuatro grados en función de las molestias sentidas por el paciente, la dureza del encapsulamiento y la malformación que este puede producir en el pecho.
Así hablamos de los siguientes grados:
- Grado I. La mama parece natural y está blanda al tacto. No hay molestias ni dolor.
- Grado II. Aunque la apariencia es normal, el tacto no es blando, sino que se muestra algo duro. Puede causar algunas ligeras molestias.
- Grado III. La apariencia ya no es normal, sino que se muestra una pequeña malformación. El pecho está endurecido. Si se toca, se puede palpar la propia prótesis. Puede haber algo de dolor.
- Grado IV. El pecho está completamente duro y deformado. La apariencia no es normal. Es habitual sentir dolor.
A tenor de lo anterior, es muy sencillo saber si tenemos un encapsulamiento y cuál es la gravedad del mismo. Basta con observar los pechos frente al espejo y prestar atención a su forma (si hay ascenso del surco mamario, si muestra alguna pequeña deformación, si las areolas están a la misma altura, si se nota algún surco en la mama…), a su tacto (si el pecho se muestra duro, si pasamos la mano y notamos la prótesis o surcos mamarios sobre la superficie, etc.) y a las molestias ocasionadas (hay incomodidad, notamos los pechos endurecidos, nos duelen…).
En estos casos, lo recomendable es acudir al cirujano que nos hizo la operación y que él nos examine. Este profesional realizará una ecografía o una resonancia magnética para valorar la situación de la prótesis. En función de la apariencia de la mama y de los síntomas que manifestemos, recomendará una actuación u otra.
¿Tiene solución la contractura capsular?
Sí, es un proceso que tiene solución, pero esta dependerá del grado de encapsulamiento que presente la paciente. La solución para los casos más graves es el cambio de prótesis, ya sea parcial o total (capsulectomía parcial o radical), o la extracción definitiva de ella y su sustitución por grasa autóloga de la propia paciente.
En otras ocasiones el experto puede aconsejar cambiar de plano para aliviar la contractura, sobre todo si la prótesis se ha puesto en plano subglandular.
Si el encapsulamiento no es grave, es decir, si el grado de contractura es I o II, el cirujano podrá recomendar la toma de algún medicamento o realizar ejercicios de fisioterapia para conseguir reducir el endurecimiento del implante.
Es, por tanto, importante observar nuestros pechos, aunque haya pasado tiempo, incluso años, desde la operación. Al mínimo problema, debemos acudir al cirujano y comentarle nuestro paso. Si nos ha operado, él mejor que nadie sabrá por qué se ha podido producir y planteará la mejor solución a nuestro problema. Si el médico no nos ha operado, también sabrá cómo proceder, ya que las pruebas determinarán el estado de la contractura y le mostrará la situación y cuáles son las opciones más recomendables.
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