Los pezones invertidos son una afección común tanto en hombres como en mujeres, que más allá de ser un rasgo antiestético, pueden ser una señal de alarma de una posible enfermedad mamaria. La cirugía es el tratamiento más eficaz para tratarlos logrando resultados permanentes.
Los pezones invertidos se retraen hacia dentro por lo que carecen de prominencia en relación con el plano areolar. En el caso de las mujeres estos pueden provocar una función limitada, sobre todo en periodo de lactancia, lo que también conduce a una mayor inflamación debido a la acumulación de leche. Podemos hablar de tres tipos o grados de pezones invertidos en función de su prominencia respecto a la areola y de su reversibilidad:
Las causas de los pezones invertidos pueden ser:
Si la causa de los pezones invertidos es congénita, estos estarán presentes desde el nacimiento debido a una malformación de los conductos galactóforos que están retraídos o son extremadamente cortos debido a la formación de adherencias.
En algunos casos, los pezones invertidos se presentarán de forma asimétrica y son indicativos de una posible patología o afección mayor, como el cáncer, por lo que se requerirá una investigación más profunda para descartar.
Cuando los pezones invertidos van acompañados de una inflamación en la mujer, la responsabilidad u causa suele estar en la mastitis, causada por la acumulación de leche. Sin embargo, en algunos casos es posible que la aparición de este tipo de pezón se produzca después de someterse a una cirugía mamaria debido a la formación de cicatrices, o en el periodo posterior a la lactancia.
Aunque existen lo que conocemos como “remedios de la abuela'', lo cierto es que éstos resultan ineficaces o son limitados. Sólo la cirugía garantiza resultados permanentes y seguros.
Mamoplastia correctiva
La mamoplastia correctiva es la cirugía que más se aplica para corregir afecciones en las mamas. En este caso, se trata de una cirugía ambulatoria con anestesia local. Dependiendo del grado y del caso en concreto, se realiza una incisión de aproximadamente 1 centímetro, ya sea en el margen de la areola o alrededor del pezón. La incisión es necesaria para alcanzar el tejido fibroso, responsable de la retracción del pezón. La sutura dependerá del resultado final que se desee. La cicatriz será invisible al cabo de unos meses. Si la imperfección es leve, se podrá practicar una técnica que tiene como objetivo hacer que los conductos se alarguen, para asegurar tanto la sensibilidad del pezón como la posibilidad futura de amamantar. Tras la cirugía, el especialista colocará un vendaje específico para proteger el pezón de la presión del sujetador, que se retirará al cabo de unas 2 semanas. Durante este tiempo, no se recomienda practicar ninguna actividad deportiva.