Tipos de rosácea en la cara y cómo combatirla
Son muchas las personas, tanto hombres como mujeres, que sufren de rosácea, y si bien es cierto que esta afección crónica no tiene cura, existen muchas cosas que se pueden hacer para controlar sus síntomas y combatirla.
La rosácea se caracteriza por ser una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta principalmente al rostro en forma de erupciones cutáneas, como manchas, enrojecimiento facial, así como hinchazón leve y protuberancias, generalmente localizadas en la zona central de la cara: nariz, mentón y mejillas. Pero más allá de estos síntomas y molestias físicas (que en ocasiones pueden llegar a ser hasta dolorosas), podemos hablar de otros problemas relacionados a esta patología que pueden condicionar la vida de quien la padece, como baja autoestima, depresión, aislamiento social y estrés emocional.
En la actualidad existen diferentes tratamientos que permiten a las personas que padecen de rosácea tener la enfermedad bastante controlada, especialmente bajo supervisión médica. De hecho, los dermatólogos hablan de 6 tipos de rosácea, según el tipo de lesión predominante y, en base al análisis y diagnóstico obtenido, abordan la problemática con un tratamiento u otro.
Tipos de rosácea y cómo combatirla
Definir de manera precisa el tipo de rosácea que padece el paciente es fundamental ya que de esta manera es posible elegir el tratamiento más adecuado asegurando unos mejores resultados, y por ende, una mejor calidad de vida para la persona afectada.
A día de hoy podemos hablar de 6 subtipos de rosácea. Veamos detenidamente cuáles son las características propias de cada uno y cómo tratarlos.
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- Rosácea eritemato-telangiectásica. El síntoma más característico de este tipo de rosácea son episodios de enrojecimiento facial o rubefacción que suelen tener una duración de más de 10 minutos. Estos brotes o episodios suelen venir dados por causas alimentarias, emocionales (hablamos de la rosácea de origen emocional), climáticas o cosméticas. También pueden ser la respuesta física a estar en un ambiente con temperaturas demasiado elevadas, reacción a ciertas sustancias irritantes (como el alcohol) o a ciertos fármacos y el estado de salud, así como consecuencia de haber realizado ejercicio físico. Tal y como su nombre indica, otro de los síntomas característicos de este tipo de rosácea son las arañas vasculares (telangiectasias) así como la aparición de edemas en la zona central de la cara, esto es nariz, mejillas, mentón, frente y entrecejo. El enrojecimiento en este tipo de rosácea puede ser puntual o puede también estar presente de manera permanente (en un tono más rosado) y agravarse periódicamente. Además, es habitual en las personas que la padecen sentir picor, quemazón y/o descamación en la piel. Sin duda es la variedad más difícil de controlar y por todos estos motivos se considera que es la rosácea que más negativamente afecta a quienes la padecen. El tratamiento para la rosácea eritematosa consiste en la aplicación tópica de agonistas alfa-2 adrenérgicos que provocan la vasoconstricción de los vasos cutáneos superficiales favoreciendo así la reducción del enrojecimiento y el picor. En el caso de enrojecimientos transitorios también es posible administrar un tratamiento de betabloqueantes por vía oral.
- Rosácea fimatosa. Este tipo de rosácea afecta principalmente al género masculino. Se caracteriza por la presencia de pápulas o nódulos, el engrosamiento de la piel y las arañas vasculares en la nariz, lo que puede provocar un engrosamiento severo de la piel de la nariz haciendo que parezca bulbosa. Además, el engrosamiento puede producirse también en otras partes del rostro, como el mentón, la frente, los párpados o las orejas. El tratamiento de la rosácea fimatosa puede variar en función de si las lesiones presentan o no inflamación. En los caso de inflamación son efectivos los tratamientos con doxiciclina, como la isotretinoína oral. En pacientes con lesiones fimatosas sin inflamación o no activas, se recomienda el tratamiento mediante terapias físicas, como el láser o la cirugía.
- Rosácea pápulo-pustulosa. La rosácea papulopustular es la más común y se da especialmente en mujeres de mediana edad. Tal y como indica su nombre, se caracteriza sobre todo por la aparición de pápulas (bultos) y pústulas (espinillas) en la zona central de la cara, alrededor de la boca, la nariz y los ojos. Debido a su apariencia, a menudo se confunde esta variedad de rosácea en la mujer con el acné. Otro rasgo destacable es el enrojecimiento facial así como los comedones (puntos blancos o negros). Sin embargo, las arañas vasculares y los episodios de enrojecimiento son menos frecuentes. El tratamiento de la rosácea papulopustular se enfoca en las lesiones inflamatorias mediante la ivermectina o el metronidazol tópicos, o con la toma por vía oral de doxiciclina .
- Rosácea ocular. La rosácea en los ojos suele afectar a entre un 30 y un 50% de las personas que sufren de rosácea en la piel, atacando a los párpados, la conjuntiva y la córnea. Los síntomas más habituales son la conjuntivitis, el “síndrome de visión borrosa”, arañas vasculares conjuntivales o la aparición de úlceras oculares. Se trata de un tipo de rosácea difícil de diagnosticar. Además, las afecciones oculares son difíciles de tratar, aunque una vez diagnosticadas, se ha comprobado la alta eficacia de los tratamientos oftalmológicos con corticoides tópicos, metronidazol y ciclosporina.
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- Rosácea granulomatosa. A menudo se suele confundir esta variedad de rosácea con la papulopustular, ya que se caracteriza por la presencia de pápulas o nódulos amarillos, marrones o rojizos alrededor de la boca, los ojos y/o en las mejillas, sin embargo estas lesiones cutáneas acostumbran a ser menos inflamatorias. Además, en este tipo las lesiones pueden darse en otras zonas del cuerpo como en las orejas, escote, cuello, la espalda o el cuero cabelludo. El tratamiento dependerá del grado de afectación aunque por norma general suele iniciarse una primera fase de aplicación de antiinflamatorios tópicos para reducir los síntomas, seguidos de una combinación de fototerapias y terapia con luz pulsada para controlar los brotes. En los casos más graves, puede ser necesario completar el tratamiento con antibióticos orales o inyecciones.
- Rosácea fulminante. Se trata de la variedad más extrema. También conocida como pioderma facial, es un tipo de rosácea poco común. La gravedad de este tipo de rosácea se debe a su aparición súbita y con lesiones muy inflamatorias con un riesgo muy alto de dejar cicatrices. La rosácea fulminante se da especialmente entre mujeres jóvenes. El tratamiento en este caso requiere de un abordaje multifactorial en el que se combina el uso de medicamentos tópicos y orales. Los medicamentos tópicos más comúnmente utilizados son los antibióticos, glucocorticoides, retinoides y agentes antifúngicos.
Es importante tener en cuenta que, además de los tratamientos médicos, los afectados pueden tomar ciertas precauciones y realizar ciertos cambios en su estilo de vida para evitar los factores desencadenantes y reducir así los síntomas de la rosácea. Por ejemplo, evitar el sol o el frío extremo, usar productos de higiene facial suaves en el rostro, evitar productos cosméticos con fragancias y alcohol, y limitar el consumo de bebidas alcohólicas y alimentos picantes.
Artículos de referencia:
Rosácea: revisión y nuevas alternativas terapéuticas | Medicina de Familia. SEMERGEN. (s.f.). Elsevier | Una empresa de análisis de la información | Empowering Knowledge. https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-familia-semergen-40-articulo-rosacea-revision-nuevas-alternativas-terapeuticas-S1138359310002923
¿Qué es la rosácea en la cara y cómo tratarla? - Salud Savia. (s.f.). Salud Savia. https://www.saludsavia.com/contenidos-salud/articulos-especializados/que-es-la-rosacea-en-la-cara-y-como-tratarla