Las lesiones de acné, cuando se infectan e inflaman, pueden dañar los poros de la piel a partir de los cuales se crearon, así como los tejidos circundantes, dejando cicatrices visibles durante mucho tiempo.
Podemos hablar de dos categorías de cicatrices de acné: atróficas e hipertróficas. Las primeras resultan de la pérdida de tejido, mientras que las cicatrices hipertróficas son causadas por exceso de tejido. Dentro de estas dos categorías, se pueden distinguir 4 tipos diferentes de cicatrices:
Normalmente una persona puede desarrollar varios tipos de cicatrices al mismo tiempo, de hecho difícilmente notará un solo tipo de cicatriz de acné, por lo que lo mejor es confiar siempre en un especialista en dermatología que pueda realizar un examen de la piel y una valoración. del tipo y grado de estas lesiones. A menudo, la terapia puede involucrar una combinación de diferentes técnicas para tratar los diferentes tipos de cicatrices que coexisten. Lo ideal sería tratar siempre de prevenir en la medida de lo posible la formación de estas cicatrices cuando el acné aún se encuentra en fase activa, mediante el asesoramiento de un dermatólogo que pueda proponer el plan de acción más adecuado para cada circunstancia, y que puede implicar la combinación de diferentes técnicas.
Los métodos de tratamiento utilizados pueden ser tanto quirúrgicos como no quirúrgicos.
Injerto en sacabocados (quirúrgico)
Se trata de un procedimiento quirúrgico que consiste en levantar la cicatriz. El dermatólogo utiliza un instrumento afilado para perforar una cicatriz y eliminarla; luego se cierra el orificio con suturas muy finas. Funciona mejor para cicatrices tipo "picahielo" y "furgón". Después del procedimiento, queda una pequeña cicatriz lineal y de forma fina, que será mucho más pequeña y menos evidente que la que se extrajo. De hecho, se utiliza principalmente para cicatrices que varían en tamaño de 3 a 7 mm. El resultado es visible 6 meses después de la operación. Durante el postoperatorio, puede ser necesario el uso de un apósito para ayudar a la cicatrización, u otros productos específicos recomendados por su especialista.
Subcisión (quirúrgica)
También conocida como cirugía subcisional, es una operación quirúrgica, pero es mínimamente invasiva. Esta técnica consiste en romper las bandas de tejido fibroso debajo de la superficie de la piel con una aguja o una cánula de punta roma, que levanta el área donde se encuentra el tejido cicatricial. Se realiza con anestesia local y tiene una duración de 30 a 60 minutos por sesión. Se recomienda tratar una o dos áreas a la vez para minimizar los efectos secundarios como hinchazón, hematomas y sensibilidad. Los beneficios del procedimiento son inmediatos, pero los mejores resultados se obtienen cuando se repite el procedimiento de cada 6 a 9 meses hasta que el problema se resuelva por completo.
Tratamiento de exfoliación con microagujas no quirúrgico: este procedimiento también conocido como Microdermoabrasión utiliza pequeñas agujas para perforar la capa superior de la piel y desencadenar la respuesta natural de curación de heridas, lo que da como resultado una mayor producción de colágeno y elastina nuevos. El tratamiento se puede realizar con un dermaroller o un dispositivo automatizado como Dermapen, que contiene agujas estériles desechables. Los tamaños de las agujas son variados y penetran a una profundidad que puede oscilar entre 0,5 mm y 2,5 mm, lo que permite personalizar el tratamiento. El número de sesiones requeridas varía según el tamaño de las cicatrices y su profundidad, pero deben espaciarse al menos 4 meses (sin exceder los 6 meses).
Láser: este tipo de tratamiento mejora el tono y la textura de la piel, provocando micro daños en la piel y desencadenando una reacción cicatrizante regenerativa en la epidermis. Hay dos tipos de láseres: los láseres ablativos eliminan la capa superior de la piel, mientras que los láseres no ablativos la dejan intacta y apuntan a la capa inferior. El tratamiento ablativo con láser producirá resultados más significativos, pero también dará como resultado tiempos de curación y recuperación más prolongados. Son muchos los dispositivos que se pueden utilizar para este tipo de tratamiento, los más comunes son el láser de CO2 y el láser Nd:YAG, pero será el especialista quien determinará qué dispositivo ofrece el mejor rendimiento en función de las características específicas de cada paciente. Sea cual sea el láser utilizado, serán necesarias varias sesiones y muchas veces será preferible combinar el láser con otro tratamiento.
Rellenos: los rellenos pueden ocultar las cicatrices atróficas del acné al rellenar las depresiones creadas por la pérdida de colágeno y grasa provocada por estas lesiones. El uso de rellenos está asociado con la incisión subcutánea, ya que la gran mayoría de las cicatrices de acné están atrofiadas. Además de los rellenos conocidos a base de ácido hialurónico, existen otros rellenos que contienen una resina llamada polimetilmetacrilato (PMMA) y colágeno bovino, que no solo provocan un aumento de volumen inmediato sino que también ayudan a estimular la producción de colágeno. Con productos a base de PMMA (como la marca Bellafill), los resultados pueden durar hasta 5 años, a diferencia del ácido hialurónico que normalmente dura de 12 a 18 meses.
Peeling: los peelings químicos mejoran la apariencia de las cicatrices al eliminar las células muertas de la piel, lo que permite que vuelva a crecer piel nueva. Los mejores resultados para las cicatrices de acné son los peelings medios y profundos, ya que penetran tanto en las capas superficiales como inferiores de la dermis. Los más utilizados son los peelings que contienen ácido tricloroacético (TCA) o los peelings de fenol y Jessner. La recuperación es inmediata, pero tras este tratamiento, la piel iniciará un proceso de descamación imprescindible para su renovación. En el caso de los peelings profundos, este periodo durará más, pero no suele superar las 2 semanas, tras las cuales la piel estará más luminosa y tersa. Los resultados continuarán mejorando durante los próximos tres meses. Lo más probable es que sea necesario realizar más sesiones de peeling o adoptar un enfoque combinado para obtener los mejores resultados.