Métodos para eliminar los lunares

Métodos para eliminar los lunares
Mònica Aubert

Licenciada en Periodismo y Máster en Relaciones públicas y Gabinetes de Comunicación. Me encanta escribir y comunicarme con los demás. Actualmente, redacto contenidos en Multiestetica.

Creación: 3 abr 2018 · Actualización: 4 abr 2022
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Los lunares pueden parecer atractivos y sensuales pero también pueden afear una zona del cuerpo, sobre todo si se ubican en el rostro y si son de gran tamaño.

Los lunares son grupos de células pigmentadas, melanocitos, que aparecen en el cuerpo de algunas personas en el momento de su nacimiento o durante las primeras décadas de su vida. Su origen es genético y pueden encontrarse en cualquier zona de la piel.

El tamaño, la forma o, incluso, el área donde se localizan puede ser motivo más que suficiente para desear quitarlos. Por ello, muchas personas solicitan información para conocer tratamientos efectivos que los elimine de manera eficaz y definitiva.

Además de la cuestión estética, detrás de algunos lunares puede esconderse un problema de mayor gravedad: la existencia de un melanoma, un tipo de cáncer de piel que, en los casos más graves, puede resultar fatal para quien lo padece. En aquellos pacientes en los que el lunar evidencia un problema tumoral, la eliminación del nevus es el primer paso para analizar su peligrosidad y elegir el mejor tratamiento posterior.

Técnicas empleadas para eliminar lunares

La medicina estética aglutina distintos métodos eficaces en la eliminación de lunares. Algunos de ellos se emplean cuando la causa de dicha eliminación es una cuestión estética; otros, cuando su extirpación forma parte del proceso para analizar esas células y determinar su peligrosidad. La elección de uno u otro dependerá de la valoración del dermatólogo.

Cirugía

La extirpación del lunar mediante cirugía es, posiblemente, el procedimiento más empleado. Requiere el uso de anestesia local, pero, al ser una intervención sencilla, no es necesario ingreso hospitalario ni posoperatorio. Únicamente habrá que seguir unos cuidados especiales que establecerá el cirujano en función de cada paciente.

Dos son los procedimientos que puede efectuar el médico: cortar el lunar o cauterizarlo con un bisturí eléctrico. Si se opta por la primera técnica, debemos saber que la extirpación del lunar conllevará, muy posiblemente, puntos de sutura que dejarán cicatriz. Por tanto, a no ser que el dermatólogo lo considere imprescindible para realizar con posterioridad una biopsia del lunar extraído y analizar su gravedad, la extirpación no suele efectuarse para lunares que se encuentran en la cara o que pueden dejar marcas visibles.

Por lo que respecta a la cirugía con cauterización, el bisturí suele emplearse en aquellos lunares que sobresalen y, como el nevus se quema, no se recomienda si hay que realizar un estudio histológico del tejido.

El tratamiento quirúrgico puede tardar una o dos horas, en función del tamaño del lunar a extraer, y, después del mismo, el cirujano suele administrar antibióticos para minimizar los riesgos de infección, como en cualquier cirugía. Asimismo, el paciente deberá seguir los consejos sobre el cuidado de la zona durante el tiempo que el médico estime oportuno. Generalmente, podrá retomar su vida tras la intervención. La operación es tan sencilla que no será necesario pedir unos días de baja.

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Cirugía con nitrógeno líquido

Esta técnica es una variante de la cirugía tradicional para la eliminación de lunares. Es el método elegido por la mayoría de los dermatólogos para extirpar parte de aquellos que sobresalen y permite estudiar el tejido cortado para su posterior estudio y valoración. La principal diferencia con la cirugía tradicional estriba en el uso de nitrógeno líquido como método para anestesiar la zona y proceder a la intervención quirúrgica. Pero no es la única. Mediante este procedimiento no se elimina completamente el lunar, sino que este se rebaja con un bisturí para dejarlo a ras de la piel. Por tanto, es un procedimiento empleado para realizar biopsias de lunares que sobresalen y rebajarlos, pero no los elimina, pues parte del lunar se queda en la piel. De este modo, si los resultados de la biopsia del tejido extraído no son buenos, habrá que proceder a eliminar completamente el lunar con la técnica quirúrgica tradicional, pues el problema permanece en la dermis. Así, este método es interesante si lo que se pretende es rebajar un lunar que sobresale y mejorar su apariencia estética, pero si hay sospecha sobre su gravedad, es preferible elegir otra técnica más eficaz.

Por último, ambos procedimientos difieren también en el tiempo. La cirugía con nitrógeno líquido es un método mucho más rápido que la cirugía convencional, aunque también es cierto que no acaba completamente con el nevus.

Como es lógico, no deja cicatrices en la piel, por lo que el resultado estético es bastante positivo. Además, si la parte del lunar que queda visible no resulta atractiva, el médico puede recomendar su pigmentación para que se asemeje a una peca.

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Láser

El láser también se usa para borrar algunos lunares. Se trata de un método mínimamente invasivo que no exige el empleo de anestesia y no deja cicatrices en la piel. Pero no es efectivo para todos los lunares.

El láser más empleado para eliminar estas células pigmentadas es el láser de C02, pues puede usarse para borra el lunar o para rebajarlo. No es necesario emplear anestesia y, normalmente, apenas deja cicatriz, o esta es tan pequeña que no suele ser visible. Se trata de un procedimiento muy rápido, indoloro, efectivo y seguro. Además, es poco probable que surjan efectos secundarios o complicaciones como infección, sangrado, etc.

Este suele ser el instrumento más empleado, pero también se usan de manera destacada otros tipos de láseres, como el láser Alejandrita o la luz pulsada, por ejemplo, aunque su uso está limitado a aquellos lunares que no revisten peligrosidad, es decir, cuando se sabe que no son lesiones graves, pues borran mediante despigmentación el lunar sin que este pueda analizarse o estudiarse después.

Tampoco pueden emplearse en aquellos nevus que sobresalen. Los lunares deben ser planos, pues este tipo de instrumentos eliminan el pigmento, esto es, la coloración del lunar, pero no actúa sobre su forma o relieve.

La posibilidad de que detrás de un lunar se encuentre un tumor hace necesario llevar a cabo un control dermatológico de estas lesiones dérmicas. Es importante que nos concienciemos sobre el problema de la detección precoz y acudamos al médico para que realice seguimientos periódicos de nuestros lunares con el fin de evaluar su gravedad y el mejor tratamiento a seguir.

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