La eliminación de lunares con láser

La eliminación de lunares con láser
Mònica Aubert

Licenciada en Periodismo y Máster en Relaciones públicas y Gabinetes de Comunicación. Me encanta escribir y comunicarme con los demás. Actualmente, redacto contenidos en Multiestetica.

Creación: 21 ene 2015 · Actualización: 21 dic 2021
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Los lunares pueden ser congénitos, es decir, pueden estar presentes desde el nacimiento, o pueden aparecer sin motivo en cualquier momento de nuestra vida. Es muy importante controlar regularmente estas pequeñas formaciones pigmentadas y observar cualquier cambio en la forma o color, así como la posible aparición de sangrado, dolor o prurito.

Los controles periódicos son fundamentales para el diagnóstico precoz del melanoma, un tumor por desgracia muy extendido y agresivo, que puede aparecer a partir de un lunar preexistente o evidenciarse en una zona que carecía de él.

Al menos una vez al año es recomendable que se evalúen los lunares por parte de un especialista, sobre todo los que se consideran "sospechosos" en función de características como la asimetría, la irregularidad del borde, su color oscuro o polícromo, que tengan un tamaño superior a 6 cm o la evolución de cualquier característica preexistente que puedan hacer pensar que se trata de un melanoma.

Aun cuando no existe motivo que haga creer que el lunar constituye un potencial peligro para nuestra salud, se puede optar por su eliminación. Por ejemplo, uno o más lunares que se encuentren juntos en el rostro o en zonas bien visibles pueden resultar antiestéticos o, incluso, fastidiosos si se localizan en una zona en la que rozan o irritan.

La solución quirúrgica más indicada para la eliminación de los lunares es el láser CO2 pulsado, que permite la vaporización de uno o más lunares en pocos segundos de manera precisa e indolora, siendo necesario un ingreso ambulatorio y la administración de anestesia local. 

El láser tiene un rayo de anhídrido carbónico que acierta con precisión en el blanco, la melanina, desarrollando en pocos segundos su acción de "fototermólisis selectiva", que destruye las células pigmentadas sin causar daños en los tejidos de alrededor. La piel se corrige de manera natural al cabo de unos días, siendo recomendada la aplicación diaria de una pomada antibiótica y antiinflamatoria.

En el caso en el que exista sospecha de que el lunar sea maligno, es mejor decidir de manera rápida cómo proceder y trabajar para reducir sus dimensiones, ya que de este modo será más fácil eliminarlo.

Naturalmente, la cirugía en estos casos realiza una biopsia del lunar, enviándolo a un laboratorio especializado en exámenes histológicos, lo que es indispensable para identificar la naturaleza de las células y evaluar el grado de su evolución.

También en este aspecto la técnica láser presenta ventajas respecto al bisturí, con menos posibilidades de que la células cancerígenas del lunar se extiendan de manera circular; la focalización precisa del láser, además, permite la realización de una incisión sutil y precisa, coagulando simultáneamente los capilares y evitando el sangrado y, con ello, el riesgo de hemorragia

De este modo, también el proceso de formación de la nueva piel en la zona del lunar eliminado está exento de inconvenientes y es más rápido. Tras pocos días, la cicatriz es prácticamente invisible y la única recomendación es evitar la luz del sol durante algunos meses.

Los controles periódicos son fundamentales
Los controles periódicos son fundamentales

¿Qué sabemos sobre los lunares?

El lunar más común es una pequeña mancha marrón. Aunque también es cierto que los lunares pueden tener diferentes formas, tamaños y colores:

  • Forma. Salvo excepciones, la mayoría de los lunares son redondos u ovalados.
  • Tamaño. Suelen medir alrededor de 6 milímetros de diámetro, más o menos como el tamaño de la cabeza de una chincheta.
  • Color y textura. Los más comunes son marrones, aunque también pueden haber negros, azules, rosados, rojos, etc.

¿Por qué salen los lunares?

Los lunares o nevos (término médico) son el resultado de una agrupación de melanocitos (células de la piel). Los primeros lunares suelen aparecer durante la infancia y la adolescencia y muchos pueden cambiar de aspecto o incluso, desaparecer.

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Clasificación de los lunares

  • Nevos de la unión; se llaman así por ser lunares que se encuentran en la unión o borde entre la epidermis y la dermis. Son máculas bien delimitadas y pigmentadas de forma uniforme.
  • Nevos compuestos; es una pápula marrón bien definida.
  • Nevos intradérmicos; suelen salir en el cuero cabelludo en forma de nódulos y del color de la piel.
  • Nevos en halo; son lunares con un halo blanco alrededor.
  • Nevos azules; son lunares con una pigmentación oscura.
  • Nevos rubí; (también conocidos como lunares de sangre). Son lesiones cutáneas benignas y muy comunes que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo. Su color rojo se debe a la presencia de vasos sanguíneos y capilares en el interior.

¿Cuándo preocuparnos por un lunar?

Examinación de lunares
Examinación de lunares

El truco está en recordar las 5 primeras letras del abecedario “ABCDE” como referencia para ayudarte a determinar cuándo un lunar o una mancha podría ser un melanoma u otro cáncer de piel:

  • “A” asimetría. El lunar es asimétrico contando con una mitad distinta de la otra.
  • “B” borde. Los bordes irregulares son un posible motivo de preocupación.
  • “C” color. Los cambios de color en un lunar o un nuevo lunar con colores irregulares podrían ser síntomas de alarma.
  • “D” diámetro. No suele ser una buena señal que un lunar crezca más de 6 milímetros.
  • “E” evolución. Presta atención a todos los lunares de tu cuerpo. Es muy importante examinarlos bien y si alguno ha cambiado en forma, borde, color o tamaño, acude a un especialista sin dudarlo.

Protege tu piel

Tomar el sol tiene muchos beneficios para nuestro organismo pero un exceso de exposición solar, podría pasarnos factura. Por tanto, aquí te dejamos algunos consejos para evitar dañar nuestro órgano más grande, la piel:

  • Evita las horas más fuertes de sol. La precaución es nuestro mejor aliado y evitar las horas solares más fuertes del día es la mejor opción para cuidarnos.
  • Protección solar los 365 días del año. Si usas un protector solar con un factor 15 de protección, como mínimo, media hora antes de salir de casa y cada dos horas, tu piel te lo agradecerá.
  • Evita las camas y lámparas solares. La radiación UV que emiten estos accesorios podría incrementar el riesgo de padecer cáncer de piel.
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