Feminización facial
El cambio de sexo ha dejado de ser visto como algo extraño y la mayor parte de la sociedad acepta sin ningún tapujo a aquellas personas que han tenido la desgracia de nacer en un cuerpo que no les correspondía.
Los tratamientos y las operaciones de cambio de sexo también han evolucionado mucho y los resultados que se pueden conseguir hoy en día son realmente espectaculares.
El cambio de hombre a mujer es especialmente complejo cuando se trata del rostro, puesto que la cara femenina suele ser de facciones más finas y estilizadas. Sin embargo, la cirugía plástica pone a disposición de aquellas mujeres que están llevando a cabo su cambio una amplia variedad de procesos con los que pueden modelar su rostro y verse en el espejo como realmente quieren ser.
Tiroplastia
En las mujeres transexuales la vaginoplastia y el aumento de mamas son obviamente las operaciones más demandadas, pero después de ellas la intervención más buscada es la tiroplastia, que consiste en la eliminación de la nuez.
La prominencia de la conocida como nuez o manzana de Adán es especialmente visible en los hombres biológicos. En aquellos casos en que esta prominencia sea muy notable, se puede proceder a su reducción para que el rostro encaje mejor con la estética femenina.
La nuez es en realidad un cartílago, de forma que lo que se hace en la tiroplastia es reducir al máximo posible ese cartílago sin dañar las cuerdas vocales.
Esta operación es hoy en día bastante sencilla y apenas tiene una hora de duración. Además, la cicatriz que deja es casi invisible.
En los días siguientes a la operación la paciente puede notar algún cambio en el tono de voz, pero es debido a la hinchazón de la zona y desaparece pasados unos días.
Aumento de pómulos
Los pómulos son una de las zonas más destacadas en el rostro de una mujer biológica y por tanto, tienen mucha importancia dentro de los procesos de feminización facial.
A través de la operación para aumento de pómulos se consigue que esta zona del rostro esté más definida, aportando más frescura y armonía. La forma más habitual de realizarla es usando implantes de silicona que se ponen a través de una incisión en la boca, por lo que no deja ninguna cicatriz visible.
Esta intervención tiene una duración aproximada de una hora. Se puede hacer incluso con carácter ambulatorio si no se va a combinar con ninguna otra operación destinada a feminizar el rostro.
Al principio la paciente va a notar una hinchazón que durará unos días. Los resultados finales no se apreciarán hasta pasados unos meses, cuando el implante se haya asentado bien en su lugar.
Rinoplastia
Al realizar cambios en algunas partes del rostro, como los pómulos o el mentón, suele ocurrir que la nariz que se tenía ya no queda proporcionada. En estos casos lo que se suele hacer es recurrir a una rinoplastia para conseguir un apéndice nasal que dé un aspecto más armónico y femenino al rostro.
La rinoplastia es una de las operaciones de cirugía plástica más demandadas dentro y fuera de los procesos de transexualidad.
Lo que se hace con esta operación es aumentar o reducir el tamaño de los orificios nasales y la configuración y ángulo de la nariz. Se trata de trabajar el cartílago hasta darle la forma deseada.
La rinoplastia es hoy en día tan común que el proceso se lleva a cabo en una o dos horas y en la mayoría de los casos, la paciente puede dormir en su casa el mismo día de la operación.
Mentoplastia
El mentón tiene una influencia directa en la forma que se percibe el rostro de los demás. Un mentón de forma cuadrada o demasiado prominente se suele asociar con los hombres biológicos, por lo que las mujeres que han cambiado de sexo suelen querer cambiar este rasgo de su rostro para estilizar su perfil.
El mentón se puede añadir o reducir, depende de los gustos y las necesidades de la paciente. Lo que se consigue en todo caso es hacer destacar más la zona de la boca y equilibrar el rostro.
La mentoplastia se realiza, siempre que se puede, accediendo al mentón a través de la boca para evitar la presencia de cicatrices visibles. En caso de no ser posible, se intenta que la cicatriz quede debajo del mentón para que pase lo más desapercibida posible.
Esta operación se realiza bajo anestesia general y puede durar de una a dos horas. La inflamación inicial desaparece pasados unos días desde la intervención, pero habrá que esperar unos meses a que los tejidos estén plenamente recuperados para poder apreciar el resultado final.
Blefaroplastia
La blefaroplastia puede ser una buena opción para conseguir un rostro femenino más bello y juvenil si se tiene un exceso de grasa debajo de los ojos. Esta operación permite reducir bolsas, ojeras y corregir los párpados caídos.
El resultado es un rostro con un aspecto mucho más vivo y joven conseguido a través de una intervención ambulatoria que se lleva a cabo con anestesia local. Pasada una semana la paciente podrá volver a su vida habitual.
Lifting facial feminizante
Todos los elementos del rostro se pueden modificar y mejorar para conseguir una mayor feminización facial, pero también se puede optar por remodelar directamente el rostro para darle un aspecto más femenino. Esto es algo que se puede conseguir a través del lifting facial feminizante, que a la vez ayuda a reducir las arrugas.
La operación consiste en reposicionar las capas musculares, la piel y la grasa, retirando el tejido sobrante. De esta forma se consigue un óvalo facial más definido y un rostro con menos arrugas.
Las cicatrices de esta intervención quedan escondidas detrás del lóbulo de la oreja y en el cuero cabelludo, por lo que son muy discretas.
Esta intervención puede durar entre tres y cinco horas, ya que es algo más compleja que las que se han expuesto hasta ahora. Se lleva a cabo con anestesia general y lo habitual es que la paciente tenga que estar ingresada entre una y dos noches. Los resultados definitivos se aprecian en un plazo de 10 a 15 días.
La feminización de los rasgos faciales es un paso muy importante para que los pacientes transexuales puedan verse realmente como mujeres. La intervención siempre es personalizada, de acuerdo a los rasgos faciales de cada persona, por lo que los resultados son muy naturales. Por eso, un cirujano especializado sabrá valorar los cambios que cada paciente necesita y adaptarlos a su estructura maxilofacial.
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