Faloplastia: ¿en qué consiste la operación?
La faloplastia es el procedimiento más habitual de cambio de sexo de mujer a hombre. Esta intervención quirúrgica supone la creación de un pene de proporciones anatómicas, el cual permite miccionar con normalidad y tener sensibilidad táctil y erógena.
Cualquier operación de cambio de sexo es larga y complicada, aunque sus resultados se dejan ver de inmediato, son permanentes y suponen una liberación física y psicológica para el paciente. La duración de la intervención puede ir desde cinco hasta doce horas y el postoperatorio suele ser largo (los pacientes pueden quedarse hospitalizados entre siete y diez días). Por otro lado, tras la hospitalización, el paciente deberá seguir recuperándose en casa. Este proceso puede durar de tres a cuatro semanas.
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¿Cómo se realiza la operación de faloplastia?
El primer paso de la faloplastia es crear el pene que será implantado al paciente. Generalmente el pene se construye a través de tejidos del propio paciente, siendo las zonas más comunes para la extracción de piel y tejidos el antebrazo, el muslo y el abdomen.
Cuando el pene está creado, el siguiente paso es implantarlo en el lugar que antes ocupaba la vagina de la paciente. Para ello se emplean técnicas de máxima precisión basadas en el uso de microscopios. Las venas y las arterias se cosen al falo para que pueda seguir recibiendo sangre, así como los nervios que le dan sensibilidad. La sensibilidad erógena se consigue uniendo los nervios del clítoris a los nervios del nuevo pene. El clítoris del paciente no se extrae, sino que quedará debajo del pene para conseguir sensibilidad en la zona.
Para lograr la función urinaria normal en el nuevo falo (es decir, que el paciente pueda orinar en posición vertical) se crea una pequeña prolongación desde la uretra de la vagina con tejidos y piel de la propia vagina y de los labios menores. Esta prolongación posteriormente se sutura al conducto urinario creado en el nuevo pene del paciente.
Para crear la bolsa escrotal, el cirujano emplea tejidos de los labios vaginales. Esta bolsa escrotal es rellenada con implantes de silicona para darles volumen y forma. La operación de faloplastia también puede complementarse con una histerectomía y con una anexectomía, para extraer la matriz y los ovarios del paciente.
El postoperatorio
Los dos días posteriores a la faloplastia el paciente quedará inmovilizado para facilitar la sutura y la cicatrización de la zona del pene. Posteriormente podrá moverse y ser dado de alta, aunque tendrá que llevar una sonda durante aproximadamente tres semanas.
Relaciones sexuales
Gracias a la faloplastia, el paciente tendrá sensibilidad erógena y táctil en el pene, aunque muy poca. No obstante, no podrá mantener relaciones sexuales con penetración. Para ello deberá someterse a otra nueva intervención en la que tendrá lugar la implantación de una prótesis que le permitirá tener rígido el pene. Esta prótesis tiene la forma de una Y que dispone de una especie de perilla en la parte inferior, la cual, al presionar, el pene se erecta.
Cirugía masculinizante
No todos los transgéneros están aptos para recurrir a este tipo de cirugías, siendo varias las razones que les frena dar este paso:
- El simple miedo a las intervenciones quirúrgicas suele ser el principal motivo en muchos pacientes. Son varias las cirugías por las que un transgénero debe pasar para tener un cuerpo masculino y algunas son bastante complejas.
- El costo económico. Teniendo en cuenta que son varias las intervenciones para el proceso de masculinización (la histerectomía, la mastectomía, la faloplastia y la escrotoplastia son algunas de ellas), siendo cada una de estas operaciones tan costosas como delicadas, es normal entender que a muchos transgéneros se les complica la situación y no les queda otra que postergarlo para poder ahorrar, endeudarse, o bien, conformarse con la situación.
- Alteración en la sensibilidad sexual. Es un punto que echa para atrás a muchos transgéneros, a pesar de su disforia. El no poder sentir igual en las relaciones sexuales, o simplemente, la incertidumbre de no saber cuánto y cómo sentirás, te lo hace pensar dos veces, surgiendo el gran dilema; ¿disforia o placer?
- Los efectos secundarios posibles. Es un miedo muy común y muy natural entre los pacientes. Y no es de extrañar que muchos tiren la toalla al conocer los diferentes riesgos que puede sufrir tras la operación. No obstante, hay que dejar claro que algunos de estos riesgos son muy poco frecuentes.
Por todos estos puntos detallados, es muy importante para cada paciente que su médico y cirujano le expliquen detenidamente todos los beneficios y riesgos a la hora de someterse a cada intervención.
Pero no todo queda ahí, también existe el factor psicológico que varía en cada paciente y que, por esa razón, cada transgénero debe ser atendido en todos las fases de su trasnformación por profesionales, desde el médico que lo asiste, al psicólogo que lo irá evaluando, hasta el amigo o amiga que le ofrezca su hombro y le tienda una mano, será de vital importancia para que pueda superar todo este proceso de cambio.
Y es que son muchos los cambios que tendrá que aceptar y a los que adaptarse; el cambio de su timbre de voz, las distintas emociones que podrá sentir al hormonarse, el crecimiento de su vello por todo el cuerpo, el no sentir los pechos, ni bajarle nunca más la regla, el cambiar una vagina por un pene y todo lo que ello conlleva, el efecto que tendrá su nueva apariencia en su entorno, los sentimientos que le podrán aflorar en cada cambio, en cada paso…
...Por todo ello, hay que tener empatía y entender cuán necesario tiene que ser este cambio para que muchos elijan pasar por ello.