Es una técnica médico-estética no invasiva y no quirúrgica que utiliza un ultrasonido de baja frecuencia para eliminar grasa localizada y lograr un efecto reductivo. Es un procedimiento de última tecnología que consiste en una onda que se transmite al tejido graso con el objetivo de estimular el movimiento de la grasa localizada, provocando que la adiposidad se desprenda y se desintegre.
Es un tratamiento sencillo, rápido y no doloroso que fomenta que el tejido adiposo disminuya y se reduzca gracias a los ultrasonidos que emite el aparato con el que se realiza el masaje. Con este tratamiento se logra reducir tejidos de grasa de manera específica y en sitios localizados, y generalmente se recomienda a pacientes que no tengan sobrepeso, sino que simplemente quieran mejorar el aspecto de su cuerpo y piel.
Es un tratamiento que no requiere ningún tipo de anestesia ya que no se hace ninguna incisión a la piel; sin embargo, en las primeras sesiones puede causar incomodidad y en los pacientes con piel sensible tal vez puedan aparecer pequeños hematomas; sin embargo, estos irán desapareciendo en la medida que vaya finalizando el tratamiento.
Es un proceso que se puede realizar a cualquier persona saludable que no tenga sobrepeso, ya que este tratamiento está diseñado para reducir tejidos de grasa localizada y no en grandes localidades.
La cavitación está contraindicada en personas con enfermedades graves autoinmunes, lesiones agudas de la piel, marcapasos, prótesis, patologías auditivas, hepáticas o renales. Tampoco se puede realizar en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
En pacientes que deben perder mucho peso, se recomiendan otro tipo de tratamientos, pero la cavitación suele ser uno de los procedimientos ideales para después de una operación tipo abdominoplastia o liposucción; ya que ayudará a que pequeños lotes de grasa que hayan quedado después de la cirugía, vayan disminuyendo.
Es importante informarse bien dónde realizarse la cavitación ya que el éxito de su tratamiento depende de la calidad de los equipos que utilice el centro médico. También es importante que el profesional estético o médico que realice el tratamiento esté capacitado para ello.
El paciente debe sentirse libre de solicitar los certificados que avalen su conocimiento del proceso y el equipo; así mismo podría solicitar testimonios de pacientes que ya se hayan realizado el proceso y fotos de antes-después; esto lo ayudará a tomar una mejor decisión del lugar al que acude.
Por último, el valor del servicio no debería ser un factor relevante a la hora de someterse al proceso; ya que en los tratamientos estéticos y médicos es mejor no escatimar en costos; ya que, aunque la cavitación es un tratamiento estético, también la salud del paciente puede correr riesgo si no se utilizan los equipos ni el personal adecuado.
Para concluir, la Doctora Ariana Arteaga comenta que el tratamiento debe ser realizado por un personal sanitario formado y cualificado para que la eficacia del tratamiento sea corroborada y sea garantizada. Es importante aparte de tener un personal cualificado, contar con un equipo o una máquina que sea de alta calidad.
La primera consulta antes de realizar la cavitación suele ser una consulta de valoración donde se analizará el índice de masa corporal del paciente, el índice de grasa, los hábitos alimenticios, y el nivel de ejercicio físico que práctica el paciente.
A partir de esa primera consulta, se decidirá cuántas sesiones de cavitación puede tener el paciente y si necesita otro tipo de tratamiento, pero la Doctora Arteaga comenta que depende de las necesidades de cada paciente siempre se puede hacer una sesión a la semana y muchas veces hay que acumular entre 10 a 15 sesiones para obtener resultados satisfactorios.
No todos los centros médicos o estéticos realizan el mismo tipo de tratamiento, esta depende mucho de la clase de equipo y la tecnología que se use, pero básicamente estos son los tres tipos de cavitación más realizadas en España. Es necesario aclarar que lo que hace que el tratamiento sea diferente en cada caso no es la técnica, ya que es la misma en todos los casos, si no el equipo con el que se realiza el tratamiento, ya que algunos pueden ser más potentes que otros.
Es importante que el centro médico aclare con qué tipo de equipo trabaja e informe al paciente si este es el que desea para lograr los óptimos resultados que desea ver en su cuerpo. Aunque cabe mencionar que cada caso es único, y en este tipo de tratamientos también se necesita un paciente comprometido con el proceso.
Al ser un procedimiento que no requiere hospitalización, ni anestesia, la preparación no suele ser tan exhaustiva como con otros tratamientos, pero aun así estas son las recomendaciones previas al tratamiento de cavitación:
La cavitación no es una cirugía, es un procedimiento estético que suele durar por sesión de 30 a 35 minutos, dependiendo del equipo con el que se realice, estos son los grandes pasos en una sesión:
Los resultados de la cavitación pueden ser visibles desde la primera sesión del tratamiento, una de los primeros signos visible que notará el paciente serán las continuas ganas de orinar; esto debido a que la grasa que se está desprendiendo debe salir del cuerpo, y la orina es la vía rápida.
Otros beneficios al terminar un tratamiento completo de cavitación (que puede durar de 6 a 12 sesiones), es que la celulitis será más tenue y la grasa compacta será reducida; esto se puede comprobar no con peso, pero sí con medidas. El cuerpo, en el caso de abdomen y piernas, quedará más firme y mejor moldeado. Si el paciente ha hecho de manera disciplinada el tratamiento, éste tiene un alto grado de satisfacción en quienes se lo realizan. Además, según los especialistas de la Clínica Leben & Körper, "si el tratamiento se combina con mesoterapia corporal, el resultado se potencia un 100%".
La SECPRE afirma que esta técnica no invasiva, como los ultrasonidos, la radiofrecuencia, la criolipólisis o el láser, consigue reducciones del tejido adiposo muy pequeñas, al perseguir principalmente la destrucción de las células de grasa, pero no su succión.
Las contraindicaciones o riesgos de la cavitación son menores en comparación con otro tipo de tratamiento estético ya que es un tratamiento no invasivo, aún así el profesional médico que lo realice debe estar enteramente capacitado para manipular el equipo adecuadamente y no causar algún tipo de quemadura en el paciente. Es por esto que se recomienda acudir a profesional altamente capacitado que conozca sus equipos y sepa manejarlos de manera apropiada.
Otro riesgo básico del tratamiento es la aparición de seromas, la cavitación rompe las células de grasa que se eliminan naturalmente a través de los líquidos y con el sistema linfático. Cuando el cuerpo humano elimina tanto líquido puede tratar de compensar esa pérdida de agua del cuerpo de manera automática y esto causa los seromas.
Los riesgos de la cavitación son escasos y por lo general, no aparecen en la mayoría de los casos. Si se quiere un análisis más profundo de los riesgos, se debe preguntar al profesional que vaya a realizar la sesión para que informe sobre los pros y contras del tratamiento.