Técnicas de cirugía para conseguir un abdomen plano
Los dos tratamientos que se utilizan para corregir los efectos antiestéticos del abdomen son la liposucción o lipoplastia, que permite desengrasar el abdomen, y la abdominoplastia, que elimina el exceso de piel y la flacidez del músculo gracias a la intervención sobre los músculos rectos del abdomen. Ambos métodos, que antes se llevaban a cabo por separado, se aplican cada vez con más frecuencia de forma conjunta, obteniendo resultados mucho más eficaces y visiblemente estéticos.
La liposucción abdominal (lipoplastia)
Se realiza con cánulas conectadas a un aspirador y permite moldear tanto el abdomen como la cintura. Se practica de forma aislada cuando existe una buena calidad de la piel, sin flacidez ni diástasis de rectos.
La abdominoplastia
Se habla de abdominoplastia cuando se elimina toda la piel que está por debajo del ombligo, pudiendo ser acompañada por una cirugía plástica umbilical, que estira la piel hasta suturarla sobre una línea suprapúbica baja (esta técnica es similar al corte que se realiza por cesárea, que prepara una ranura en la que será colocado el ombligo que ha sido recortado). Este método sólo puede llevarse a cabo cuando existe un verdadero exceso de piel, ya que de esta forma se cubre toda la pérdida de tejido.
Foto: Dr. Carlos Cuesta Romero
La miniabdominoplastia
Esta técnica se lleva a cabo cuando no existe un gran exceso de piel supraumbilical. Por este motivo se procede a una eliminación de cantidad variable de la piel de debajo del ombligo, sin llegar a recurrir a la cirugía plástica umbilical. En este caso el ombligo permanece en su lugar original y puede ser trasladado hacia a bajo. Se ha comprobado que la liposucción abdominal (lipoplastia) que desengrasa la piel aumenta su elasticidad y permite un mayor estiramiento sin llegar a despegar la piel de las capas profundas. Esta observación ha revolucionado por completo la intervención, abriendo las puertas a las técnicas mixtas asociadas (abdominoplastia y liposucción) que antes eran consideradas como métodos de riesgo.
La asociación de la liposucción y de la abdominoplastia se llama lipoabdominoplastia, mientras que la asociación de la liposucción y de la miniabdominoplastia se llama lipominiabdominoplastia.
A grandes rasgos, existen muchas posibilidades para corregir los efectos antiestéticos el abdomen, aunque deben tenerse en cuenta tres parámetros fundamentales:
- El espesor de la capa de grasa (que se reduce con la liposucción).
- La flacidez de la piel o el exceso de piel, que puede coexistir con un aumento del espesor de la capa grasa (que se corrige mediante cirugía).
- El hundimiento de las paredes musculares que provocan hinchazón e inflamación, incluso en ausencia de un aumento de la capa de grasa y piel flácida.
Este fenómeno, a menudo provocado por el embarazo, no se elimina con ejercicio y gimnasia, que incluso puede llegar a agravar el problema. Por este motivo es necesaria la intervención plástica de los músculos rectos del abdomen, que vuelven a unirse mediante suturas. Esta separación de los rectos abdominales se llama diástasis abdominal y es bastante común en muchas mujeres después del parto.
La abdominoplastia: dónde, cómo y cuándo
La operación se efectúa con anestesia general superficial o espinal y dura aproximadamente tres horas.
Los efectos secundarios
Son los mismos que pueden producirse en cualquier otro tipo de cirugía, como por ejemplo el exceso de suero, que debe ser expulsado a través de la herida quirúrgica y que puede llegar a retrasar el postoperatorio o la recuperación. También se puede producir infecciones en la herida, aumentando así el número de medicamentos a tomar tras la intervención. En la mayor parte de los casos se obtiene una cicatriz de buena calidad.
En cualquier caso la cicatriz siempre queda cubierta y escondida por la ropa interior, teniendo el mismo curso de curación que la que se produce con el corte de cesárea.
Si se alarga demasiado o cicatriza de forma irregular, la cicatriz puede llegar a retocarse.
Cómo evitar la diástasis abdominal durante el embarazo
Un hecho irrefutable es que más vale prevenir que curar, por tanto, a continuación te ofrezco algunos consejos si te encuentras embarazada o bien, planeas estarlo para prevenir la diástasis abdominal después del parto.
- Evita levantar objetos pesados durante el embarazo: Aquí nos gustaría hacer hincapié en aquellas mamás que tienen ya un bebé o más y se quedan embarazadas de nuevo. Lo ideal sería pedir ayuda a familiares y amigos evitando, en la medida de lo posible, cargar con tu bebé durante el embarazo. Al levantar un exceso de peso, favoreces a una mayor separación de los rectos abdominales, los cuales, ya están separados por el propio embarazo.
- Evita ganar peso durante la gestación: Evitar engordar también prevendrá la diástasis abdominal, puesto que a mayor peso ganes, mayor será tu tripa y mayor separación habrá entre los rectos abdominales.
- Evita el estreñimiento: La importancia de mantener una dieta saludable es vital durante el embarazo, no sólo evitarás ganar peso, sino que además, te ayudará a la hora de ir al baño. Tener que pujar intensamente para hacer tus necesidades, perjudicará a tu abdomen ya que estás ejerciendo un esfuerzo adicional.
- Intenta mantener una buena postura: Sabemos que es muy complicado mantener una postura idónea estando embarazada, el centro de gravedad ha cambiado y se tiende a mantener una postura arqueada hacia atrás para compensar el peso de la barriga. Un buen consejo es intentar meter la tripa y el culete hacia dentro, atenuando las curvas de la parte lumbar y obteniendo una postura más recta y estirada.
- Fortalece tu zona lumbar: Un músculo que se resienta y mucho durante la gestación, es el músculo lumbar. De ahí la importancia de ponernos manos a la obra desde el minuto cero de nuestro embarazo y realizar ejercicios diarios para fortalecer la zona lumbar, la cual, te ayudará a mantener una postura correcta.
- Corrige el cómo levantarte tú misma: Estés tumbada en la cama, sofá o en el suelo, intenta levantarte doblando las rodillas y gírate sobre tu costado. Nunca lo hagas como estamos acostumbradas, haciendo fuerza en los abdominales.