Feminismo y cirugía estética
En marzo de 2017, la actriz Emma Watson fue protagonista de innumerables titulares al aparecer en la portada de la revista Vanity Fair America algo ligera de ropa, concretamente, dejando entrever sus pechos.
En aquel momento, los pechos de la actriz británica y activista por la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres fueron llevados a debate por muchas y muchos feministas y detractores, quienes la acusaron de ir en contra de los principios del movimiento feminista al mostrar esa parte de su anatomía en la portada de la mencionada publicación. Acusaciones a las que Emma Watson respondió con un: “¿qué tienen que ver las tetas con la igualdad de derechos entre hombres y mujeres?”.
Hagamos memoria brevemente. Según el Diccionario de la Real Academia Española, el término feminismo hace referencia al movimiento que lucha por la realización efectiva de la igualdad de derechos de la mujer y el hombre. O, dicho en otras palabras, el feminismo es el movimiento político y social que pide para la mujer el reconocimiento de las mismas capacidades y derechos que para el hombre, derechos que histórica y tradicionalmente han sido reservados exclusivamente para el hombre y negados a la mujer. Vamos, que el feminismo va de igualdad entre hombre y mujeres; y ahí entra también el derecho de (libertad de) elección.
¿Por qué hay tanta controversia con la cirugía estética dentro del movimiento feminista?
El debate y la controversia entre feministas y la cirugía plástica y estética viene de lejos. Por una lado, el movimiento feminista señala como responsable a la presión social y patriarcal de hacer que la mujer se sienta permanentemente insatisfecha y disconforme con su apariencia física, y la empuja a perseguir unos cánones de belleza muy estrictos, que a menudo promueve una imagen de la mujer como objeto sexual (es lo que se conoce como la “cosificación de la mujer”).
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Por otro lado, no podemos hacer caso omiso de algunos estereotipos y clichés que han acompañado al movimiento feminista durante mucho tiempo, y es que tradicionalmente se ha catalogado a la mujer preocupada por su aspecto físico, por la moda, el maquillaje y cuestiones más estéticas, como una persona con poco o nulo interés por las preocupaciones sociales y políticas. Aunque a día de hoy parece que estos clichés ya se han superado.
En la búsqueda incansable del cuerpo perfecto, se presenta la cirugía estética como solución a ese malestar e inseguridad con una misma. En un mundo donde los medios de comunicación y la publicidad promueven una imagen idealizada de la belleza femenina, muchas mujeres se sienten presionadas a someterse a procedimientos estéticos e intervenciones de cirugía estética para adecuarse a ese patrón.
En este sentido, las y los feministas argumentan que el uso de la cirugía estética para satisfacer ciertos estándares culturales no es siempre saludable. Esto se debe a que las expectativas sobre la belleza son inalcanzables e implican un ideal corporal irrealista. Por lo tanto, los intentos por satisfacer estas expectativas pueden contribuir a una disminución de la autoestima y al establecimiento de relaciones tóxicas con nuestro cuerpo. Además, ven con preocupación el hecho de que la cirugía estética se haya convertido en una industria multimillonaria. Esto significa que los ideales corporales impuestos por la sociedad son promovidos y monetizados por aquellos que tienen intereses comerciales en su mantenimiento. En resumen, existe la preocupación de que la cirugía estética contribuya a la perpetuación de los ideales patriarcales sobre la belleza. En última instancia, el debate feminista sobre la cirugía estética se centra en cómo nos sentimos con nuestros cuerpos y si podemos ser libres para construir nuestras propias identidades corporales sin tener que satisfacer los estándares impuestos por una cultura dominada por el patriarcado. Si bien algunas personas eligen hacer uso de la cirugía estética como un medio para sentirse mejor consigo mismas, el debate feminista sobre este tema nos recuerda que los ideales de belleza impuestos por la sociedad son problemáticos y deben ser cuestionados, y que lo que se debe promover socialmente es la autoaceptación y el amor propio.
Mi cuerpo es mío
En contraposición a este no rotundo a la cirugía estética, existe otra rama del feminismo que defiende la idea de que toda mujer tiene total libertad para decidir sobre su cuerpo. En este sentido, cada mujer tiene el derecho a decidir si quiere recurrir a la cirugía estética o no. Esta controversia plantea algunas preguntas sobre los límites entre el empoderamiento femenino y la presión social para adoptar determinados patrones de belleza.
En primer lugar, debemos señalar que la cirugía estética no es una práctica exclusivamente femenina. Los hombres también pueden someterse a ella si lo desean, y algunas de sus motivaciones son similares a las de las mujeres: mejorar su autoestima o adaptarse a un patrón socialmente impuesto para mantener el “éxito”. Por lo tanto, se podría argumentar que la decisión de recurrir a la cirugía estética es una cuestión personal, independientemente del género.
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Por otro lado, si nos paramos a pensarlo detenidamente, juzgar a una mujer por su apariencia física (ya sea por cómo viste, cómo se maquilla o porque se ha realizado algún retoque estético), e incluso juzgar su ideología por ello, podríamos decir que es también un acto machista.
Así pues, el feminismo no tiene porqué estar reñido con la cirugía estética si nos enfocáramos en el derecho a la libre elección. Cada mujer debe poder ser libre de decidir qué hacer o no hacer con su cuerpo, siempre que los motivos que la lleven a tomar esa decisión no sean los de adaptarse a un cánon de belleza establecido o a satisfacer los deseos de un hombre. Que sea realmente su libre elección, incluso si ésta es por gusto estético.
En conclusión, algunas feministas argumentan que la cirugía estética es un acto de odio hacia sí mismas, mientras que otras creen que cada mujer tiene el derecho a decidir si quiere someterse a ella. La controversia sobre este tema se centra en los límites entre el empoderamiento femenino y la presión social para adoptar determinados patrones de belleza. Lo que está claro es que esta discusión no tiene una respuesta única, ya que depende mucho del contexto individual y social en el que se toma la decisión.
Para terminar, otra cita. Celia Amorós dijo una gran verdad: "el feminismo no cuestiona las decisiones individuales de las mujeres, sino las razones que las obligan a tomarlas".
Artículos de referencia:
Continente, G. (13 de agosto de 2017). ¿Se puede entender la cirugía estética desde un punto de vista feminista? Harper's BAZAAR. https://www.harpersbazaar.com/es/belleza/tendencias-belleza/a334163/cirugia-estetica-feminista/
¿Es incompatible el feminismo con la cirugía plástica? 5 feministas opinan. (s. f.). Malvestida. https://malvestida.com/2018/04/5-feministas-opinan-sobre-cirugia-plastica/
El feminismo y la cirugía plástica - Dr. Federico Mayo - Cirujano Plástico y Estético en Madrid y Zurich. (s. f.). Dr. Federico Mayo - Cirujano Plástico y Estético en Madrid y Zurich. https://doctormayo.es/el-feminismo-y-la-cirugia-plastica/