El láser, un remedio eficaz para eliminar los angiomas
Los angiomas son más comunes de lo que nos pueda parecer. Se trata de lesiones superficiales de color rojizo que aparecen en la piel y que en realidad están formadas por una excesiva agrupación de vasos sanguíneos. También se les suele denominar hemangiomas.
Es común verlos en la zona de los labios y la nariz, aunque en realidad pueden llegar a aparecer en cualquier parte del cuerpo. Su tamaño puede variar, y en el caso de los niños que nacen con ellos, es habitual que vayan desapareciendo por sí solos con el paso del tiempo.
La aparición de angiomas en adultos es algo menos frecuente, pero puede llegar a ocurrir. La causa exacta de su aparición es desconocida a día de hoy, aunque la mayor parte de las hipótesis médicas apuntan a que tiene un componente hereditario. No obstante, esto no implica que si el padre o la madre tienen angiomas su hijo vaya a tenerlos.
Los angiomas pueden ser a su vez de varios tipos, en función del color de la mancha y de si la lesión está o no sobreelevada, como si se tratara de una verruga. Hay angiomas cavernosos, los conocidos como angioma fresa, el angioma de mancha de vino (muy poco frecuente) y el nevus flameus.
¿Por qué aparecen los hemangiomas?
Los hemangiomas se suelen manifestar durante los seis primeros meses de vida de los bebés, y aunque pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, suelen hacerlo más frecuentemente en la cara y los ojos.
En la mayor parte de los casos la aparición de un hemangioma no supone ningún tipo de problema; gran parte de ellos van perdiendo color y aplanándose con el pasado del tiempo. De hecho, la mayoría de los niños que han padecido hemangiomas no tienen ningún síntoma al llegar a los nueve años.
No obstante, existen supuestos en los que sí pueden llegar a ser peligroso, como ocurre con los hemangiomas que aparecen en la zona del párpado, en la superficie del ojo o en su órbita, ya que pueden afectar al desarrollo normal del ojo. También son especialmente preocupantes, y deben estar bajo supervisión médica, los hemangiomas que aparecen cerca de las vías nasales y de la boca.
Los hemangiomas que aparecen en los pliegues de la piel también pueden llegar a causar complicaciones, ya que pueden ulcerarse. Mientras que aquelllos hemangiomas que son de tamaño grande pueden afectar al niño a nivel psicológico al perjudicar a su imagen.
Durante años los hemangiomas se trataban con radioterapia, pero quedó demostrado que los niños sometidos a este tratamiento tenían después más probabilidades de contraer cáncer de piel. Posteriormente se empezaron a usar corticoides orales y en los últimos tiempos se viene aplicando Propranolol, un fármaco para tratar la hipertensión que ha demostrado dar buenos resultados en más de un 90% de los casos.
En el caso de hemangiomas de tipo plano la aplicación de láser también ha demostrado dar buenos resultados al ser especialmente efectivo para destruir los pequeños capilares cutáneos que forman la mancha sin dañar al resto de la piel.
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¿Cómo debemos actuar cuando aparecen?
Lo primero que tendremos que hacer será acudir a la consulta del pediatra para confirmar de qué tipo de lesión se trata, ya que, en función de ello, el tratamiento a seguir será diferente. Una vez se haya confirmado el diagnóstico, solo tendremos que vigilar su evolución y esperar a que, de manera natural, desaparezca por sí solo.
En aquellos casos en los que el angioma se localice en una zona delicada (próxima a los ojos, en los labios o la nariz…), o que entorpezca el desarrollo normal de las funciones básicas del niño, el pediatra recomendará su eliminación, empleando los distintos tratamientos disponibles que existen para ello. La mayoría de las veces se extirpan con cirugía o con láser, pero en otras ocasiones se pueden tratar con corticoides intravenosos o propanolol.
Será este especialista el que determine, según la zona afectada, su tamaño y su evolución, si es necesario actuar, así como el tratamiento que mejor se adapte a cada niño.
Tratamiento láser de los angiomas
En el caso de los niños, es mejor no aplicar ningún tratamiento sobre el angioma en los primeros cuatro años de vida, ya que muchas veces remiten de forma espontánea y así se evita la presencia de cicatrices.
La forma de tratamiento más habitual de estas lesiones es el láser, aunque el tipo de luz a usar puede variar en función del tipo de angioma del que se trate. Lo más frecuente es utilizar el láser de neodimio-yag y la luz pulsada.
Antes de iniciar el tratamiento el dermatólogo examinará el angioma y determinará cuál es el mejor tratamiento a seguir, determinando el láser que se debe usar.
La aplicación de láser no suele revestir ninguna complicación, no es necesario aplicar anestesia y el paciente puede volver a hacer vida normal después de la aplicación de la luz pulsada. En función del tipo de angioma de que se trate y de su extensión, puede llegar a ser necesario aplicar varias sesiones.
El láser incide directamente sobre los vasos sanguíneos que están causando la mancha, haciendo que vaya perdiendo coloración hasta llegar a desaparecer.
En el caso de angiomas más grandes que cursan con hinchazón, el láser puede no ser efectivo del todo. En este tipo de situaciones se suele recetar cortisona para retrasar el desarrollo de un angioma que está en pleno crecimiento, e incluso se puede llegar a realizar la extirpación quirúrgica del mismo.