La alopecia no distingue de sexos

La alopecia no distingue de sexos
Mònica Aubert

Licenciada en Periodismo y Máster en Relaciones públicas y Gabinetes de Comunicación. Me encanta escribir y comunicarme con los demás. Actualmente, redacto contenidos en Multiestetica.

Creación: 17 ene 2018 · Actualización: 7 sept 2022
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Para muchos, un cabello abundante y sedoso es un símbolo de juventud, pero puede ocurrir que con el paso del tiempo comience a caerse. La alopecia es muy común en hombres, pero lo cierto es que también puede afectar a las mujeres. Lo que ocurre es que ellas suelen ocultarlo, mientras que muchos hombres deciden aceptar la caída del cabello con naturalidad.

Antes que nada es menester señalar que no toda la caída del cabello implica un problema de alopecia. Cada día perdemos hasta un centenar de pelos, y esto es algo totalmente normal. El problema surge cuando esa caída del cabello es más abundante, y la persona comienza a notar que los cabellos que pierde ya no los recupera.

¿Qué es la alopecia?

Se trata de una enfermedad que afecta a los folículos pilosos y da lugar a la caída del cabello. En algunos casos, esa caída se manifiesta dejando diferentes áreas de calvicie, mientras que, en otros, se puede llegar a perder todo el pelo, no solo el del cuero cabelludo, también puede ocasionar la pérdida del vello en la cara y en el cuerpo.

Es un problema que, como hemos visto antes, puede afectar tanto a los hombres como a las mujeres. Además, se puede manifestar a cualquier edad.

Causas de la alopecia

Hay muchos factores que pueden dar lugar a esta enfermedad, los más habituales son los factores genéticos, pero tampoco hay que descartar causas como una alimentación inadecuada, el estrés, las enfermedades endocrinas, ciertos procesos infecciosos, las interacciones farmacológicas e incluso la falta de hierro y anemia.

En el caso de las mujeres la calvicie suele ser de tipo hereditaria (se puede heredar tanto del padre como de la madre) y produce una pérdida del cabello que puede ser desde modesta a muy importante. Los síntomas empiezan a hacerse visibles sobre los 25 o 30 años, notándose que el cabello se cae con más frecuencia y que es sustituido por un cabello más fino y corto.

No obstante, hay otros factores causantes de la alopecia femenina como la anemia, una dieta pobre en hierro y proteínas, el posparto, el estrés o la ingesta de ciertos medicamentos.

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La nutrición y la caída del cabello

Llevar una alimentación sana y adecuada influye para bien en todo nuestro organismo, incluida la salud del cabello. Hay numerosos estudios que ponen de manifiesto que una alimentación pobre en proteínas y minerales puede afectar a la estructura del cabello, debilitarlo y provocar su caída.

La desnutrición, la anorexia nerviosa y la bulimia pueden causar la caída del cabello. Esta situación se puede dar incluso después de que el paciente se haya sometido a un bypass gástrico para adelgazar.

Lo bueno de este tipo de alopecia es que se puede prevenir por medio de una alimentación adecuada. No es aconsejable, por tanto, hacer dietas drásticas, sino que hay que comer de todo y llevar un estilo de vida saludable.

Medicación y tratamientos frente a la alopecia

Hay quien asume la caída del cabello sin mayor problema, pero también hay personas que no están satisfechas con la situación y quieren conservar su cabello, por lo que buscan el tratamiento más adecuado.

Ante un caso de pérdida abundante de cabello lo más recomendable es ponerse en manos de dermatólogos especialistas.

A día de hoy existen diferentes tratamientos para frenar la caída del cabello, como el monoxidilo o el uso de corticoides. Este tipo de medicamentos pueden llegar a frenar la caída, pero no producen la recuperación del pelo que ya se ha perdido.

Muchos de los tratamientos para la alopecia femenina consisten en la aplicación de tónicos con componentes como el óxido de N Pirimidina o la tretinoína. También se suele valorar el tratamiento a base de estrógenos por vía tópica.

Los tratamientos de uso tópico suelen combinarse con otros como los de vía oral. Estos pueden consistir en la ingesta de vitaminas o la toma de antiandrógenos para reducir las hormonas masculinas. En este caso pueden usarse ingredientes como el finasteride, el zinc, la espirolactona o el ketoconazol, todos ellos con la intención de reducir la DHT que produce la calvicie.

En el caso de mujeres que sufren alopecia femenina o que han empezado a notar una excesiva caída del cabello, es aconsejable lavar el cabello con un champú indicado para su tipo de cabello y usar un peine de dientes anchos y separados, evitándose los cepillos o peines metálicos.

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El trasplante capilar

Para aquellas personas que han perdido una importante cantidad de cabello y quieren volver a recuperarlo, la única opción viable es someterse a un trasplante capilar. Se trata de una técnica quirúrgica en la que se extraen cabellos sanos del propio paciente y se implantan en aquellas zonas del cuero cabelludo que se han visto afectadas por la calvicie.

Es una intervención sencilla que se lleva a cabo con anestesia local y de forma ambulatoria. El preoperatorio consiste en un sencillo análisis de sangre para ver si el paciente tiene alguna enfermedad que pueda ser un inconveniente a la hora de realizar el trasplante. El día anterior al tratamiento el paciente debe lavarse el cabello con un champú especial y hacer un ayuno de seis horas antes de la intervención.

La operación puede durar unas cinco o seis horas y consiste en extraer folículos sanos e implantarlos a continuación en las zonas que sufren alopecia. Es un trabajo muy laborioso, de ahí que la intervención dure tantas horas.

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El posoperatorio en el trasplante capilar

En el transcurso de la recuperación el paciente deberá abstenerse de tocar o friccionar la zona receptora de cabellos durante la primera semana y, muy especialmente durante los tres primeros días, para evitar que el cabello se desprenda.

Tras la operación el paciente tendrá que tomar únicamente la medicación que le haya prescrito el médico e hidratar la zona con suero fisiológico o agua de mar. Se recomienda dormir boca arriba durante unos días, mejor si es ligeramente incorporado.

Lo normal es que no aparezcan demasiadas molestias y que en los días siguientes a la intervención aparezcan pequeñas costras en la zona tratada. Puede aparecer algo de hinchazón en la frente, los ojos y las mejillas debido al uso de la anestesia, pero estos síntomas desaparecen en unos días.

A partir del segundo día se podrá lavar la zona donante, que normalmente cura de forma rápida y sin ningún cuidado especial. A partir del cuarto día ya será posible mojar el cabello entero, pero siempre siguiendo las instrucciones dadas por el especialista. Las costras se irán cayendo poco a poco; lo normal es que diez días después de la intervención ya no queden restos de ellas.

En diez días los folículos estarán totalmente implantados y el paciente se podrá lavar la cabeza con total normalidad, aunque durante unos días más deberá abstenerse de nadar en la piscina y de usar casco.

En la tercera o cuarta semana, el cabello trasplantado se cae, pero el folículo piloso está sano y en unos días crecen nuevos pelos. Los nuevos cabellos suelen ser finos y poco densos, pero con el paso de los meses van ganando fuerza y densidad. Los resultados finales se pueden apreciar pasados entre 10 y 12 meses desde la fecha de la intervención.

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