Microcirugía ocular: técnicas y problemas que trata
La microcirugía ocular es aquella intervención quirúrgica que emplea microscopios y lupas para la corrección de problemas oculares que afectan a nervios y vasos sanguíneos. Dada el reducido tamaño de estos tejidos, los profesionales que se encargan de la microcirugía ocular necesitan el uso de estas técnicas de ampliación para trabajar a esta escala microscópica.
Los cirujanos especializados en microcirugía, como el resto de profesionales, deben estar reconocidos por la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (SECPRE), la Asociación Española de Cirugía Estética y Reparadora (AECEP) y la Asociación Española de Microcirugía (AEM).
La cirugía ocular se emplea para tratar casos de presbicia, vista cansada, desprendimiento de retina, heridas en el ojo, miopía, inflamación ocular, uveítis, cataratas, glaucomas... También se emplea para realizar trasplantes de córnea, frenar la evolución de queratoconos, extraer tumores y tratar agujeros maculares.
Métodos de microcirugía ocular y problemas que trata
Según la afección del paciente, el tratamiento de microcirugía ocular que el médico llevará a cabo será diferente. Los métodos que más se realizan son los siguientes:
Cirugía refractaria láser
Este tipo de cirugía se emplea para corregir problemas de miopía, astigmatismo, hipermetropía… Es decir, cualquier patología que esté relacionada con la dioptría. Pero también se puede emplear para tratar casos de estrabismo o vista cansada.
Lo que se consigue con el láser es modificar esa dioptría mediante el engrosamiento o adelgazamiento de la córnea o alterando su curvatura. Se suelen emplear láseres como el PRK, LASIK o el láser de femtosegundo, que tan buenos resultados parece estar dando. En este último caso, la tecnología de este láser se combina con la realización de una pequeña incisión que potenciará los efectos del láser.
El uso del láser en la cirugía ocular es indoloro, por lo que el paciente no siente dolor. Aun así, el cirujano empleará anestesia de uso tópico para minimizar cualquier molestia que pudiera surgir durante la intervención.
Otra de sus ventajas es que es una cirugía rápida, ya que suele durar poco más de 5 minutos. Y segura, ya que, en la mayoría de los casos, los efectos secundarios que pueden producirse (ojo seco, destellos) son temporales. A estos efectos hay que añadir los propios de toda intervención quirúrgica, que no debemos olvidar.
Por lo que respecta a los cuidados, el paciente tendrá que seguir las recomendaciones establecidas por el médico. Aunque es una operación sencilla, este aconsejará reposo relativo durante 24 horas, durante el cual será conveniente que se aparte de los focos de luz y que elija espacios oscuros o poco iluminados.
Vitrectomía
La vitrectomía es un proceso quirúrgico que consiste en extraer el vítreo, que es el gel de colágeno que tenemos dentro de los ojos para tratar problemas que afectan a la retina, como desprendimiento de retina, retinopatía hepática, heridas o inflamación, y afecciones que afectan a la mácula lútea, que es la mancha amarilla que tenemos en la retina.
Durante la vitrectomía el cirujano realizará tres incisiones de pequeño tamaño (inferiores a 1 mm) en el globo ocular para llegar al vítreo, que extrae con la ayuda de un vitrectomo.
A diferencia de la cirugía refractaría con láser, la vitrectomía es un proceso más complejo que tiene una duración de 1 o 2 horas. Además, se emplea anestesia local.
Tras la operación, el cirujano colocará un parche en el ojo que el paciente deberá llevar durante 24 horas. Durante ese tiempo recomendará reposo relativo. Pasado el primer día, podrá incorporarse a su rutina con normalidad, evitando hacer ejercicio, movimientos bruscos o tocarse el ojo. Es normal notar el párpado algo hinchado o el ojo rojo; también es completamente normal sentir la presencia de un objeto extraño. Estas ligeras molestias se irán pasando conforme el posoperatorio avance. En los casos más graves pueden surgir otras complicaciones, como presión ocular o desprendimiento de retina.
Además de estos riesgos, como en cualquier cirugía, existen riesgos asociados a la intervención, como infección, sangrado… Por ello es importante seguir las directrices apuntadas por el especialista.
Crosslinking corneal
Esta novedosa técnica se emplea para frenar la evolución del queratoconos, que ocasiona la degeneración de la córnea. Puede estar detrás de problemas graves de astigmatismo, pero, sobre todo, está de todos los problemas de córnea que acaban en trasplante. Lo que se consigue es paralizar el avance de esta degeneración ocular.
La operación suele durar 1 hora y, como en las técnicas de microcirugía ocular comentadas, no requiere ingreso hospitalario. Para evitar posibles molestias el cirujano aplicará anestesia tópica.
La recuperación es algo más larga, de unos 4 o 5 días, y puede resultar algo más incómoda. Por ello, el especialista podrá recomendar la toma de analgésicos para contrarrestar el dolor.
Queratoplastia
Si la degeneración es importante y la córnea es demasiado delgada, el médico llevará a cabo una cirugía para trasplantar este tejido. La queratoplastia o cirugía de trasplante de córnea suele durar entre 30 y 40 minutos y, a pesar de ser también ambulatoria, requiere el empleo de sedación además de anestesia tópica para conseguir la completa tranquilidad del paciente.
La queratoplastia puede realizarse siguiente tres técnicas distintas en función de la capa que esté afectada. Si tiene lugar en la capa más profunda (endotelio), se realiza un trasplante de córnea posterior; si, por el contario, afecta al estroma corneal, que es la capa más fuerte de la córnea, se lleva a cabo un trasplante de córnea anterior. Por último, si la lesión se localiza en la capa más superficial del tejido (epitelio), se realiza un trasplante de células madre corneales procedentes del limbo sano para conseguir recuperar la trasparencia de visión previa a la lesión.
Facoemulsificación
La facoemulsificación es la operación que consiste el eliminar las cataratas. Por medio de una pequeña incisión se aplican ultrasonidos que disolverán y permitirán extraer la catarata del cristalino. En su lugar, se coloca una lente intraocular artificial.
La intervención se lleva a cabo con anestesia tópica y puede durar entre 1 y 2 horas. Algunos especialistas sustituyen los ultrasonidos por el láser de femtosegundo para descomponer la catarata.
Una vez pasada la operación, el posoperatorio es similar a los métodos anteriores: evitar movimientos bruscos, tocarse el ojo o realizar ejercicio físico. Asimismo, el cirujano aconsejará al paciente que durante las primeras semanas use gafas de sol para minimizar las molestias ocasionadas con la intervención.
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